Eduardo Albors, presidente de la Asociación Española de Derecho Marítimo y socio del despacho Albors Galiano Portales, fue nombrado miembro del Comité Ejecutivo del Comité Marítimo Internacional (CMI) en el transcurso de la asamblea del Comité, celebrada el pasado mes de octubre de 2019 en Ciudad de México.

Analizamos con él el funcionamiento del Comité Marítimo Internacional y del papel de España.

Háblenos resumidamente del CMI.
El CMI es probablemente el organismo internacional privado, sin ánimo de lucro, que más relevancia ha tenido en el desarrollo del derecho marítimo uniforme en el siglo XX. Gran parte de las normas aún hoy vigentes fueron preparadas y auspiciadas en su seno, desde su fundación en Amberes en 1897. Desde la constitución de la Organización Marítima Internacional, que tomó el relevo para el estudio y proposición de nuevas nomas a la Comunidad Internacional, el CMI se ha convertido en un importante consultor y colaborador de la OMI para sus trabajos en curso, y en un importante think tank del derecho marítimo. Actualmente tiene un paquete muy importante de trabajos en curso.

Quién forma parte del CMI.
El CMI aglutina a las asociaciones de derecho marítimo del mundo y a un número de miembros titulares cuyos nombramientos recaen en personas de reconocido prestigio en el ámbito del derecho marítimo a propuesta de las asociaciones.

¿Cuál ha sido el papel de España en el CMI?
España ingresó en el CMI en el año 1951, muy pocos años después de la constitución de la Asociación Española de Derecho Marítimo (AEDM), en Enero de 1949, bajo la presidencia de Ernesto Anastasio. Desde entonces, la actividad de España en el seno del CMI ha estado traspasada por las condiciones de la Asociación española en cada momento del tiempo. España celebró una conferencia del CMI en Madrid, en 1955, donde se aprobó el proyecto de convenio de limitación de responsabilidad de los propietarios de buques, que sería a su vez aprobado en la Conferencia Diplomática de Bruselas, en 1957, y un Coloquio en Toledo, en el año, 2001. En la historia del CMI, hasta mi nombramiento en Octubre de 2019, sólo dos españoles, José Luis Goñi y José María Alcántara, formaron parte de su Comité Ejecutivo.

¿Su nombramiento refuerza la posición de España?
Mi nombramiento a propuesta de la AEDM fue apoyado por un gran número de asociaciones de derecho marítimo, con gran diferencia de votos sobre la candidatura sueca; sin embargo, obedece a un gran esfuerzo de muchos miembros de nuestra asociación, que en los últimos años han tenido una presencia constante en los actos y en las actividades del CMI, y en sus trabajos en curso. Así, en las asambleas de Dublin (2013), Hamburgo (2014), Estambul (2015), Nueva York (2016), Génova (2017), Londres (2018) y Ciudad de México (2019), la presencia española ha sido muy importante, como la colaboración de la AEDM en los distintos trabajos en curso que actualmente mantiene abiertos el CMI. Podemos, sin duda, afirmar que en los últimos ocho años la presencia de España se ha notado mucho, y ello, sin duda, ha propiciado mi nombramiento. Pero es un trabajo colectivo.

¿Podría indicarnos cuáles son los temas que tiene ahora el CMI sobre su mesa?
El CMI tiene actualmente muchos trabajos en curso. A través de los IWG (Grupos Internacionales de Trabajo) su actividad es muy intensa. No es este el lugar de enumerarlos, ya que son muchos y pueden consultarse en su página web (http://www.comitemaritime.org/), pero por poner algunos ejemplos, en estos momentos se trabaja intensamente en un proyecto de convenio de venta judicial de buques, que ya está sobre la mesa del Grupo VI de  UNCITRAL; en el apasionante mundo de los buques autónomos; en una posible interpretación unificada de la quiebra del derecho a limitar responsabilidad en los convenios IMO; en el embargo injustificado de buques; en avería gruesa, financiación de buques, adecuado tratamiento a las gentes del mar; por citar algunos. También se trabaja intensamente en diseñar y planificar su futuro.

Y en estos tiempos de pandemia, ¿qué disposiciones ha tomado el CMI?
En estos tiempos tan complicados el CMI se ha visto obligado a cancelar la Conferencia y la Asamblea de Tokyo, que iba a celebrarse en Octubre de este año, bajo los auspicios y la organización de la Asociación Japonesa de Derecho Marítimo. Esto ha supuesto una importante frustración pata todos, pero las circunstancias lo exigían. Por ello, habrá que planificar nuevas fechas y posponer las siguientes conferencias y asambleas que estaban previstas en Montreal (2021), Amberes (2022), Gotemburgo (2023) y Río de Janeiro (2024). Este será un tema que, muy probablemente, discutiremos en el próximo Comité Ejecutivo virtual que celebraremos en Mayo de este año.
Pero el CMI se ha movido muy rápido y organizó inmediatamente un grupo de trabajo para llevar a cabo un estudio urgente de las normas adoptadas en las diferentes jurisdicciones para combatir el Covid-19, y comprobar en que medida han afectado al tráfico marítimo, al funcionamiento de las autoridades marítimas de los distintos países y al de los tribunales de justicia.

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