El texto llega con una falta de acuerdo entre las instituciones europeas sobre las normas que precisen cómo llevarla a cabo. Pero, aún así, está en vigor. En opinión de Sergio López, lo más lógico hubiera sido que se aplazara la aplicación de la prohibición de los descartes hasta que las autoridades comunitarias tuvieran claro cómo se hará en lugar de sacar adelante una norma que puede perjudicar mucho al sector.
El portavoz de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), Andrés García, destacó que, de momento, no conocen a ciencia cierta las consecuencias que tendrá para su actividad la nueva normativa. Los barcos de cerco apenas han tenido actividad en estos primeros días del año y, por tanto, es pronto para saber cómo se verán afectados. De todos modos, Andrés García subrayó que ya son bastante selectivos y no considera que el cerco sea el sector más afectado por la prohibición de los descartes.
Hugo González, gerente adjunto de la cooperativa de armadores de Vigo, apuntó que los mayores problemas pueden producirse a partir del año que viene, cuando la prohibición de los descartes afectará también al arrastre y a la pesca de la merluza. González destacó que no está nada claro qué se hará con las especies que lleguen accidentalmente en las redes y para las que no exista cuota, porque en teoría «no puedo quedármelas, pero tampoco descartarlas». La legislación puesta en marcha está incompleta y pueden producirse costes no previstos y más trabajo a bordo, aclaró.
La cooperativa de armadores de Vigo confía en que el nuevo comisario de Pesca, Karmenu Vella, proponga alternativas que hagan compatibles la actividad con la nueva normativa. «Tendrán que ir adaptándola en función de cómo discurra este primer año», destacó Hugo González.
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