La dirección de la compañía ha tomado esta decisión tras comprobar que los plazos para cumplir con la entrega del barco, julio de 2016, son muy ajustados y puede haber complicaciones en un futuro si ahora no se reacciona. Ante esta situación, Navantia ha ordenado con carácter de urgencia el desvío de carga de trabajo a la planta de Puerto Real. La medida ha sido rechazada de plano por la plantilla gallega. De hecho, los trabajadores del astillero ferrolano mostraron su indignación el pasado viernes durante una concentración argumentando la pérdida de empleo en los últimos años en la industria auxiliar como consecuencia de la inactividad.
La empresa ha reprogramado la obra para que el astillero gaditano construya 8 de los 86 bloques que integran la estructura de este barco-hotel, que servirá de apoyo logístico a Pemex para alojar al personal que trabaja en sus plataformas petrolíferas. La decisión de Navantia ha provocado una profunda división entre las secciones sindicales gallegas representadas en el comité intercentros. Cabe recordar que los portavoces sindicales del astillero de Ferrol-Fene se mostraron en contra del preacuerdo de convenio, aprobado a finales del pasado año, y que ha sido ratificado hace quince días. Los sindicatos gallegos fueron los únicos que votaron en contra del texto, apoyado por los astilleros de la Bahía y Cartagena y por las oficinas de Madrid. El desvío de carga de trabajo ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha puesto a las plantas gallegas en pie de guerra. Hoy comenzará un calendario de protestas, que se mantendrá activo durante todo octubre.
Eco político
El traslado de carga de trabajo ha tenido también eco político. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha avivado la polémica al advertir que la dirección de Navantia «se ha vuelto a equivocar gravemente» con su decisión «unilateral».
Por su parte, los representantes sindicales de los astilleros gaditanos no están dispuestos a alimentar la polémica ni tampoco a fomentar una posible guerra entre plantas, sin embargo, recuerdan que el contrato de los dos BAM de la Armada se ha repartido entre Puerto Real y Ferrol, lo mismo que ha ocurrido con el de Iberdrola, es decir, la Bahía construirá la subestación eléctrica que necesita Iberdrola para su campo eólico-marino mientras que Ferrol se encargará de ejecutar las plataformas para los aerogeneradores. Ambas decisiones fueron acatadas sin ningún tipo de reparo.
