Tal y como adelantó ayer este periódico, la decisión de la Autoridad Portuaria está motivada por la caída en el movimiento de mercancías. El puerto exterior estaba previsto para mover 17 millones de toneladas al año, cuando la realidad es que en 2013 la cifra fue de 2,9.
Ricardo Peña hizo ayer público el viraje de la APP, en un acto convocado en la sede central del puerto y en el que estuvo acompañado por el director de la infraestructura, Gregorio Irigoyen, y por Ane Bustiduy, miembro de LKS, consultora que ha dirigido el proceso de reflexión llevado a cabo sobre la cuestión.
La propuesta de aparcar el proyecto se circunscribe al presidente de la APP, un cargo nombrado por el Gobierno Vasco. No obstante, ha sido precedida del proceso de análisis señalado anteriormente y en el que han participado sesenta representantes de instituciones, así como del sector económico y sindical. La medida no encontrará dificultades para que sea aprobada en el Consejo de Administración de septiembre.
«Segundo plano»
Peña fue muy claro a la hora de definir la situación. «El puerto exterior ha quedado en su segundo plano. No va a haber dos proyectos paralelos. Cambia la hoja de ruta, con una apuesta clara por el puerto interior».
El presidente de la APP subrayó que es de «sentido común» replantearse una inversión «que podría ascender a 1.000 millones de euros», cuando el cierre de la central térmica y de Corrugados ha provocado un drástico descenso en el tráfico de mercancías.
No obstante, Peña dejó la puerta abierta a que en el futuro el proyecto se retome. «En los próximos diez años el movimiento se estabilizará en 5 millones de toneladas anuales, cuando la capacidad del puerto es de 6,7. En ese plazo no es probable que se reactive el puerto exterior. Ahora bien, -recalcó el presidente de la APP- no hablamos de un abandono definitivo, sino de su retirada hasta que la evolución de los tráficos vuelva a poner sobre la mesa la necesidad de su construcción».
