CINCO DÍAS. Las industrias del mar han de jugar un papel determinante en el futuro sostenible de nuestra economía. El mar, polifacético, es un yacimiento de oportunidades para el desarrollo innovador y equilibrado de nuestro tejido económico: el mar como vía de transporte de mercancías y personas, el mar como ámbito operativo de actividades extractivas como pesca o minería, el mar como entorno deportivo, de recreo y turístico, el mar como fuente directa o indirecta de energía, el mar como contexto de defensa y seguridad, el mar como puente cultural, el mar como fuente de vida y ámbito de investigación. El mar es un medio y a la vez una fuente estratégica de recursos.

Y de cada una de estas facetas se deriva una gran diversidad de actividades industriales y de servicios. Como vía de transporte genera tráfico marítimo, construcción naval con su correspondiente industria auxiliar, servicios de clasificación y aseguramiento, infraestructuras logísticas y portuarias, construcción civil, etcétera. Como ámbito operativo soporta la extracción de hidrocarburos y la minería oceánica que, a su vez, necesitan la construcción de plataformas offshore e ingentes flotas de buques de apoyo logístico; también es el ámbito operativo de la pesca que nutre a la industria pesquera y demanda la construcción de buques especializados, no solo para la captura de peces sino también para su transformación a bordo; asimismo cobija a la acuicultura, llamada a ser una de las principales fuentes alimentarias de la humanidad. Como entorno de ocio y deportivo el mar es uno de los grandes tractores del turismo y, además, demanda construcción de cruceros, embarcaciones deportivas y de recreo, infraestructuras y servicios. Como fuente directa e indirecta de energía ahí está la ya incuestionada eólica marina, que también precisa buques de servicio y logística especializados. Y queda todo un campo por desarrollar en energía de olas y mareas. En cuanto a las necesidades militares y de seguridad, son también generadoras de una potente industria naval y demandantes de infraestructuras y servicios de socorro y salvamento. Como puente cultural, más allá de la función tradicional de intercambio y comunicación entre los pueblos, da lugar a actividades emergentes como la arqueología submarina, y tradicionales como la museística o la edición bibliográfica, documental y cinematográfica. Pero, sobre todo, el mar es fuente de vida, es el ecosistema de miles de especies descubiertas y muchas más que aun no lo han sido; hay toda una labor de investigación por delante que precisa vehículos especializados de exploración y soluciones robóticas; hay unas posibilidades ilimitadas de investigación al servicio de la medicina. Hay mucho más, pero este breve recorrido por las múltiples facetas del mar es por ahora suficiente.

 

Pero es que las oportunidades de negocio que el mar ofrece van a multiplicarse en el futuro cercano. Diferentes estudios coinciden en que las necesidades de transporte de mercancías van a duplicarse en los próximos diez años, pasando de 10.000 a 20.000 millones de toneladas al año, por el efecto combinado del crecimiento demográfico del planeta y la globalización. Por otro lado, y esto constituye una interesante reflexión estratégica, hay más de 150 países con costas que aspiran a obtener los beneficios de su aprovechamiento y a jugar un papel en el concierto mundial de la gestión del mar. Y, sin embargo, la mayoría todavía no dispone de conocimientos ni medios para ello: terreno abierto a la exportación de conocimiento, tecnología, bienes y servicios.

Las industrias españolas del mar siempre han sido innovadoras y tecnológicamente avanzadas y, además, han transferido su conocimiento a otros muchos campos de actividad económica. A veces escuchamos con estupor que se trata de industrias tradicionales y maduras, por contraposición a las que hoy se consideran referentes de la innovación, como las TIC o la biotecnología. Reivindicamos que el hecho de que se trate de sectores de larga trayectoria histórica no sólo no está reñido con la innovación, sino que, por el contrario, es su capacidad de transformación y de innovación lo que renueva constantemente y avala su vigencia. Esta capacidad aplicada a las oportunidades mencionadas, es lo que nos permite soportar nuestra afirmación inicial: las industrias del mar están llamadas a jugar un papel determinante en el futuro sostenible de nuestra economía y en la creación de empleo. En línea con el objetivo establecido en el Horizonte 2020 de crecimiento (del 12% al 20%) de la contribución de la industria al PIB de la UE.

Si definitivamente España quiere ser alguien en este campo hay una serie de líneas de innovación y crecimiento industrial en las que no podemos dejar de estar. Sin ánimo de ser exhaustivos mencionamos algunas: construcción de plataformas offshore (de extracción y de logística en mar abierto) y buques de apoyo a estas; buques y sistemas avanzados de pesca; energías renovables offshore; autopistas del mar, que descongestionarán el tráfico por carretera, e infraestructuras logísticas de conexión con África, América y Europa; acuicultura en mar abierto; investigación biomarina; actividades derivadas de la vigilancia y seguridad marítima, incluyendo la innovación en seguridad estratégica que permita evitar el control que intenten ejercer terceros sobre los suministros por vía marítima.

 

 

Es imprescindible creer en ello para alcanzar el consenso sociopolítico necesario para su desarrollo que, en nuestra opinión, debe ocupar una posición destacada en la agenda institucional, involucrando a todos los agentes concernidos. Por si todavía alguien alberga dudas, conviene recordar la Comu nicación de la Comisión al Parlamento y a los Comités del Dialogo Social y de las Regiones del 13.09.2012 denominado Crecimiento Azul. Este documento define la economía azul, que genera un PIB de 500.000 millones de euros, una ocupación de 5,5 millones de personas, el 75% del comercio exterior y 40% del interior de la UE, y considera que es uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento y creación de empleo en los próximos años, por lo que debe tener una importante participación en el Horizonte 2020. El Crecimiento Azul nace a su vez del Libro Azul de Política Marítima Integrada (PMI), publicado en 2007, cuyo Plan de Acción incluye la creación de la Red Europea de Clúster Marítimos; ese mismo año se creó el Clúster Marítimo Español (CME). En la actualidad 18 clústeres conforman la Red Europea, a la que pertenece el CME que apoya al Gobierno en el desarrollo de la PMI.

Por lo que respecta a España, el CME estima que este sector representa hoy, de manera directa, cerca del 3% del PIB con 450.000 trabajadores, y más del 7% del PIB y 1,3 millones de rabajadores si contamos su impacto en las actividades indirectas e inducidas industriales y de servicios, siendo el tercero en importancia en España y cuarto en Europa.

En definitiva, tenemos a nuestro alcance un yacimiento azul de oportunidades, emergentes o tradicionales, capaz de contribuir al desarrollo estratégico de la cadena de valor de diferentes sectores de nuestra economía. Un yacimiento enorme, pero delicado, cuya explotación debe fundamentarse en políticas de sostenibilidad y en el que la innovación debe estar al servicio de la preservación del ecosistema marino. Es imprescindible garantizar el rigor de los estudios y normativa de protección medioambiental: el mar es el ecosistema que sustenta al planeta.

 

 Luis Vilches Collado es vicepresidente del Clúster Marítimo Español y decano del Colegio Oficial de Ingenieros Navales.

 

Jaime Laviña es miembro del Foro de Empresas Innovadoras.

 

http://cincodias.com/cincodias/2014/07/15/economia/1405445612_511729.html

Be Sociable, Share!