El presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Manuel Fernández, ha manifestado este martes que la institución que preside tiene ya "muy cerrada" una oferta para reanudar "parcialmente" y de forma temporal la actividad del astillero al tratarse de una propuesta ligada a "un encargo concreto".

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EUROPA PRESS, 11 Mar. (Sevilla).- Después de que los astilleros de Sevilla cerrasen el 31 de diciembre de 2011 como consecuencia de la quiebra de su antigua sociedad gestora y quedase desierto el concurso promovido en 2013 para ofertar la explotación del varadero y dique seco del astillero, Fernández considera que en “unas dos semanas” puede haber una respuesta definitiva a esta nueva oferta.

“Tenemos sobre la mesa una oferta muy cerrada y dos o tres en el aire”, ha dicho Manuel Fernández a Europa Press en cuanto a las propuestas que han llegado hasta la Autoridad Portuaria de Sevilla para explotar las instalaciones industriales del astillero hispalense. En ese sentido, ha explicado que la propuesta cuyo trámite goza de mayor grado de avance está sujeta a “un encargo concreto”, pero después podría alargar su “horizonte” de actividad a un “plazo más largo”. “En dos semanas”, según Fernández, podría mediar ya una respuesta definitiva a esta oferta, si bien ha señalado la necesidad de garantizar “la solvencia financiera y la carga de trabajo” de la empresa que opere en estas instalaciones.

NO HABRÁ CONCURSO

Después de que en noviembre de 2013 fuese declarado desierto el concurso promovido por la Autoridad Portuaria para adjudicar una concesión administrativa correspondiente a la explotación del varadero y dique seco del puerto hispalense, pues no hubo ofertas como tal pese a que dos empresas habían solicitado tal aspecto, Manuel Fernández ha explicado que, en este caso, “en absoluto” se repetirá el mismo procedimiento. Sus planes, así, pasan por otorgar a la empresa en cuestión “una autorización” de unos tres años de duración, que se transformaría en una “concesión administrativa” de 35 años si una vez finalizado el primer plazo de tres años media “carga de trabajo y solvencia financiera”.

“Salvo que otra empresa quiera el mismo espacio del astillero y durante el mismo periodo, no debe haber problemas” que deriven en la convocatoria de un nuevo concurso, según ha considerado Manuel Fernández, quien insiste en que en unas “dos semanas” podría haber una respuesta oficial a esta oferta.

El mencionado y fallido concurso fue convocado por la Autoridad Portuaria al solicitar, primero la sociedad ‘Sevilla Shipyard’ e inmediatamente después la empresa ‘Astillero del Guadalquivir’, autorización para explotar las instalaciones del varadero y dique seco para acometer operaciones de reparación y modificación de buques. La concurrencia competitiva de dos solicitudes, en ese sentido, obligó a la Autoridad Portuaria a convocar el mencionado concurso, que habría cosechado interés por parte de al menos tres empresas pero que, finalmente, fue declarado desierto al no mediar propuestas formales.

LA CAÍDA DEL ASTILLERO

Como es sabido, el astillero de Sevilla detuvo completamente su actividad el 31 de diciembre 2011 tras una larga agonía financiera y económica. Porque tras su segregación de la antigua sociedad naval ‘Izar’, extremo que separó al astillero hispalense de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el astillero entró en una lenta deriva hasta su adquisición por parte de los Astilleros de Huelva. No obstante, el funcionamiento de los astilleros bajo la gestión de los empresarios onubenses tampoco prosperó y, finalmente, las instalaciones fueron clausuradas al finalizar 2011 al arrastrar la sociedad gestora una deuda de aproximadamente 193 millones de euros.

Así, el astillero de Sevilla cerraba tras casi 60 años de actividad y haber gozado de volúmenes de producción que, por ejemplo en los años 80, implicaban la contratación de hasta 5.000 personas. Desde entonces hasta ahora, no obstante, los astilleros sevillanos han albergado algunas operaciones puntuales, como la reparación del velero alemán Alexander von Humboldt.

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«Nuestra misión es contribuir a las labores en torno al barco hundido e intentar que, dure lo que dure este calvario, los familiares de las víctimas se sientan lo más a gusto posible, aunque son extremadamente realistas, conocen perfectamente la situación y están deseando que se resuelva lo más pronto posible», resumía el portavoz de Cruz Roja, David del Valle, encargado de coordinar el respaldo psicológico proporcionado por siete profesionales en una sala habilitada al efecto.

Allí llegaron los padres del más joven de los seis, el ovetense Marcos del Agua -surfista y experto nadador, amante de las olas y el deporte, hombre de mar y viajes, alumno de la Escuela de Formación Profesional Náutico Pesquera de Gijón, oviedista- que fueron recibidos entre lágrimas y abrazos que intentaban un consuelo imposible. Y la familia de Víctor Farinhas, desplazada desde su localidad natal, al norte de Oporto.

Pero los elementos se aliaron en su contra y, en el Cabo Peñas, la densa niebla que rodeaba isla Erbosa y la mala mar -que hizo desaparecer la proa del ‘Santa Ana’ de la superficie y que únicamente permitía divisar restos de las artes de pesca del arrastrero- fueron las culpables de que los buzos de la Benemérita desistiesen de su intento inicial de sumergirse, según explicaba el concejal delegado de Protección Civil de Gozón, Manuel Alberto Martínez Matías, quien recordaba que las corrientes y los acantilados que rodean la punta más septentrional del litoral asturiano, con un largo historial de naufragios, infunden respeto fundado.

A cuatro metros

Sí optaron por la inmersión, ya al filo de la una de la tarde -rodeados por la patrullera de la Benemérita y varias lanchas y escoltados desde el cielo por el ‘Helimer Cantábrico’-, coincidiendo con la pleamar, dos miembros de la Sociedad de Seguridad y Salvamento Marítimo (Sasemar), «consiguiendo lanzar un cable hasta el fondo, a unos treinta metros de profundidad, y desplazarse por él», según detalló el capitán marítimo de Avilés, Licinio Alonso de la Torre, quien añadió que, aunque lograron «aproximarse a 4 metros del casco, se volvieron atrás porque la visibilidad era nula». Tan escasa, apuntó, que «iban cogidos de la mano y no se veían el uno al otro».

Ese fue el único avance hacia una embarcación que «ha quedado en una posición muy vertical, enganchada al fondo marino por la popa» y con la proa realizando bruscos movimientos «en forma de cono», convertida en una gigantesca «peonza» rodeada de aparejos. «Y esa oscilación es la que les asusta, porque resulta peligrosísima para ellos».

«No se consigue ver nada porque todo está turbio y, con las rompientes de la zona, es difícil conocer el estado del barco y tomar una decisión», puntualizó, además, el capitán marítimo avilesino. Y esa es también la razón, avanzó Alonso de la Torre, por la que los buzos de la Benemérita han pedido «importantes refuerzos» a un equipo procedente de Madrid y compuesto por más de una decena de «especialistas en inmersiones en sitios confinados», lugares de muy difícil acceso como cuevas o simas.

Será a las dos de la tarde de hoy, tercera jornada de búsqueda, cuando se incorporen al retén de rescate compuesto por Sasemar y el Grupo de Salvamento Marítimo de la Guardia Civil, aunque no se prevé que las condiciones meteorológicas comiencen a mejorar hasta mañana, lo que volvería a retrasar una operación en la que, por el momento, se descarta otra posible solución «a medio o largo plazo» como remolcar la embarcación. Una medida «lenta y larga» que podría prolongarse «alrededor de dos meses. Pero, incluso en ese caso, lo primero sería siempre reconocer el casco».

Y mientras que en el edificio de la Autoridad Portuaria avilesina se tomaba declaración tanto al único superviviente del naufragio, Manuel Simal Sande -que también mantuvo un prolongado encuentro con las familias antes de volver a su Galicia natal-, como a otros patrones de embarcaciones que faenaban en la zona, para conocer qué pudo suceder en el ‘Santa Ana’ minutos antes de zozobrar, los dos cadáveres que salieron a la superficie eran trasladados a sus respectivas localidades después de que se les practicasen las preceptivas autopsias.

Dos cuerpos recuperados

Por el momento, sólo han podido ser devueltos a sus lugares de origen los cuerpos de esos dos pescadores, confirmó el director general de Justicia e Interior del Principado, José Luis Villaverde: el del cocinero del pesquero, el gallego de Muros Manuel Mayo, y el del primer patrón, el luso Francisco Gomes, al igual que volvieron a casa por carretera las tripulaciones de las tres embarcaciones propiedad del mismo armador que pescaban en aguas del Principado.

Un fallo humano o del sistema de gobierno del arrastrero dedicado a la captura de xarda se barajan ya como las posibles causas de que el ‘Santa Ana’ embarrancase fatalmente contra las piedras de isla Erbosa en la mayor tragedia pesquera ocurrida en la costa asturiana en el último medio siglo.

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