A las 12.45 horas del día de hoy, 2 buceadores de Salvamento Marítimo han hecho una primera inmersión para evaluar la situación del pesquero Santa Ana que está semihundido apoyado por la zona de popa en la isla de Erbosa.

cmefoto12cEl pesquero está semihundido apoyado por la zona de popa y su situación es muy inestable por la acción de la rompiente

SASEMAR, 11 Mar. (Madrid).- Los buceadores han conseguido descender hasta los 30 metros de profundidad y se han aproximado a unos 4 metros del casco del buque, sin embargo la visibilidad en esa zona era nula y la operación de inspección se ha aplazado hasta mañana debido a la peligrosidad de la misma. En la zona del naufragio hay fuertes corrientes y aparejos del propio pesquero que entrañan dificultad para la aproximación de los buceadores.

El Santa Ana está inestable con un continuo balanceo por la acción de la rompiente. El principal objetivo de Salvamento Marítimo es evaluar la situación del buque y su estabilidad para acceder al mismo en condiciones de seguridad.

Dispositivo de búsqueda marítimo y aéreo

El Centro de Coordinación de Salvamento ubicado en Gijón mantiene desplegado un dispositivo de búsqueda marítimo y aéreo que abarca la zona comprendida desde el lugar del naufragio (isla de Erbosa) hasta unas 10 millas alrededor.

A lo largo del día estarán participando en el rastreo:

• Salvamento Marítimo

Salvamar Rigel con 4 buceadores y un Técnico de Operaciones Especiales de la Base Estratégica de Fene

Salvamar Capella

Guardamar Concepción Arenal

Helimer 203

• Guardia Civil

2 patrulleras

Grupo Especial de Actividades Subacuáticas

• Bomberos de Asturias

Helicóptero

• Cruz Roja

L/S Gijón

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Un equipo de especialistas de la Guardia Civil se suma hoy día 12 al operativo, que las familias siguen con angustia

La tensión y la angustia crecían ayer por minutos en la sede de la Capitanía Marítima de Avilés, convertida en el refugio tierra adentro de las familias de los seis desaparecidos del ‘Santa Ana’, que no encontrarán descanso hasta que la mar les devuelva a los suyos.

Mientras que el único superviviente del naufragio recibía el alta en el Hospital de San Agustín -que abandonaba, todavía muy afectado por una puerta trasera de la mano de su mujer-, allí recibían las familias atención psicológica desde poco después de las nueve de la mañana, cuando Sasemar y Guardia Civil reactivaban el operativo para tratar de localizar por mar y aire a la tripulación del pesquero de pabellón portugués. Conscientes todos ellos de que el paso del tiempo jugaba en su contra y de que, lentamente, con el paso interminable de las horas, las esperanzas de encontrar con vida al marinero asturiano en prácticas Marcos del Agua, los gallegos Lucas Mayo y Manuel Tajes, el portugués Víctor Farinhas y los indonesios Shuerman y Wasito, poco a poco, se desvanecían.

«Nuestra misión es contribuir a las labores en torno al barco hundido e intentar que, dure lo que dure este calvario, los familiares de las víctimas se sientan lo más a gusto posible, aunque son extremadamente realistas, conocen perfectamente la situación y están deseando que se resuelva lo más pronto posible», resumía el portavoz de Cruz Roja, David del Valle, encargado de coordinar el respaldo psicológico proporcionado por siete profesionales en una sala habilitada al efecto.

Allí llegaron los padres del más joven de los seis, el ovetense Marcos del Agua -surfista y experto nadador, amante de las olas y el deporte, hombre de mar y viajes, alumno de la Escuela de Formación Profesional Náutico Pesquera de Gijón, oviedista- que fueron recibidos entre lágrimas y abrazos que intentaban un consuelo imposible. Y la familia de Víctor Farinhas, desplazada desde su localidad natal, al norte de Oporto.

Pero los elementos se aliaron en su contra y, en el Cabo Peñas, la densa niebla que rodeaba isla Erbosa y la mala mar -que hizo desaparecer la proa del ‘Santa Ana’ de la superficie y que únicamente permitía divisar restos de las artes de pesca del arrastrero- fueron las culpables de que los buzos de la Benemérita desistiesen de su intento inicial de sumergirse, según explicaba el concejal delegado de Protección Civil de Gozón, Manuel Alberto Martínez Matías, quien recordaba que las corrientes y los acantilados que rodean la punta más septentrional del litoral asturiano, con un largo historial de naufragios, infunden respeto fundado.

A cuatro metros

Sí optaron por la inmersión, ya al filo de la una de la tarde -rodeados por la patrullera de la Benemérita y varias lanchas y escoltados desde el cielo por el ‘Helimer Cantábrico’-, coincidiendo con la pleamar, dos miembros de la Sociedad de Seguridad y Salvamento Marítimo (Sasemar), «consiguiendo lanzar un cable hasta el fondo, a unos treinta metros de profundidad, y desplazarse por él», según detalló el capitán marítimo de Avilés, Licinio Alonso de la Torre, quien añadió que, aunque lograron «aproximarse a 4 metros del casco, se volvieron atrás porque la visibilidad era nula». Tan escasa, apuntó, que «iban cogidos de la mano y no se veían el uno al otro».

Ese fue el único avance hacia una embarcación que «ha quedado en una posición muy vertical, enganchada al fondo marino por la popa» y con la proa realizando bruscos movimientos «en forma de cono», convertida en una gigantesca «peonza» rodeada de aparejos. «Y esa oscilación es la que les asusta, porque resulta peligrosísima para ellos».

«No se consigue ver nada porque todo está turbio y, con las rompientes de la zona, es difícil conocer el estado del barco y tomar una decisión», puntualizó, además, el capitán marítimo avilesino. Y esa es también la razón, avanzó Alonso de la Torre, por la que los buzos de la Benemérita han pedido «importantes refuerzos» a un equipo procedente de Madrid y compuesto por más de una decena de «especialistas en inmersiones en sitios confinados», lugares de muy difícil acceso como cuevas o simas.

Será a las dos de la tarde de hoy, tercera jornada de búsqueda, cuando se incorporen al retén de rescate compuesto por Sasemar y el Grupo de Salvamento Marítimo de la Guardia Civil, aunque no se prevé que las condiciones meteorológicas comiencen a mejorar hasta mañana, lo que volvería a retrasar una operación en la que, por el momento, se descarta otra posible solución «a medio o largo plazo» como remolcar la embarcación. Una medida «lenta y larga» que podría prolongarse «alrededor de dos meses. Pero, incluso en ese caso, lo primero sería siempre reconocer el casco».

Y mientras que en el edificio de la Autoridad Portuaria avilesina se tomaba declaración tanto al único superviviente del naufragio, Manuel Simal Sande -que también mantuvo un prolongado encuentro con las familias antes de volver a su Galicia natal-, como a otros patrones de embarcaciones que faenaban en la zona, para conocer qué pudo suceder en el ‘Santa Ana’ minutos antes de zozobrar, los dos cadáveres que salieron a la superficie eran trasladados a sus respectivas localidades después de que se les practicasen las preceptivas autopsias.

Dos cuerpos recuperados

Por el momento, sólo han podido ser devueltos a sus lugares de origen los cuerpos de esos dos pescadores, confirmó el director general de Justicia e Interior del Principado, José Luis Villaverde: el del cocinero del pesquero, el gallego de Muros Manuel Mayo, y el del primer patrón, el luso Francisco Gomes, al igual que volvieron a casa por carretera las tripulaciones de las tres embarcaciones propiedad del mismo armador que pescaban en aguas del Principado.

Un fallo humano o del sistema de gobierno del arrastrero dedicado a la captura de xarda se barajan ya como las posibles causas de que el ‘Santa Ana’ embarrancase fatalmente contra las piedras de isla Erbosa en la mayor tragedia pesquera ocurrida en la costa asturiana en el último medio siglo.

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