El año empezó bien para el sector naval de la ría de Vigo. El desembarco de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Barreras, las primeras contrataciones firmadas en España con el nuevo tax lease y una demanda creciente de buques offshore (de apoyo a la industria de los hidrocarburos) han devuelto el optimismo a los astilleros olívicos, que confían en recuperar el esplendor perdido en los últimos tres años.

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Pemex, el nuevo “tax lease” y la demanda creciente de buques “offshore” devuelven el optimismo al sector, que arranca el año con una cartera de trabajos virtual de 602 millones de euros

FARO DE VIGO, (José Carneiro).- 03 Feb. Vigo.- Los sindicatos coinciden en que el naval podría estar ante un cambio de tendencia, pero piden prudencia y hacer frente a los déficits históricos del sector como la dependencia tecnológica, la nula cooperación entre astilleros o la escasa estabilidad laboral.

El naval vigués arrancó el año con moderado optimismo. Los contratos de Pemex, el punto y seguido a la crisis del tax lease y la mayor demanda de buques para la industria petrolera, en los que la Ría atesora una honda experiencia, vislumbran un punto de inflexión en la profunda crisis que arrastra el sector desde hace más de tres años. Sobre la mesa, en construcción, adjudicados o comprometidos hay una decena de buques por valor de unos 600 millones de euros a los que en los próximos meses podrían sumarse nuevos contratos si la financiación lo permite. Pero queda mucho por hacer. Los sindicatos, que reconocen síntomas que apuntan a un cambio de tendencia, consideran que debe aprovecharse esta nueva etapa expansiva de la construcción naval para poner coto a problemas históricos del sector como la independencia tecnológica, la inestabilidad laboral o la falta de colaboración entre astilleros.

El desembarco mexicano

Que la cuarta petrolera del mundo haya puesto un pie en la ría de Vigo supuso una inyección de confianza para todo el sector. Pemex (Petróleos Mexicanos) tomó en diciembre el 51% de Hijos de J. Barreras, la mayor factoría privada de España y uno de los grandes pulmones del naval olívico por la capacidad de generación de empleo que tiene en las industrias auxiliares, y lo hizo con seis encargos bajo el brazo valorados en unos 300 millones de euros. De esos seis contratos, dos están cerrados, los de un atunero y el flotel adjudicado esta misma semana, y otros cuatro, en gestación: un supply (embarcación de apoyo a plataformas petrolíferas) y tres buques tanque.

Además, se espera que Barreras y otros astilleros gallegos como Freire o Valiña puedan colaborar en el proceso de renovación de la flota menor del gigante de los hidrocarburos azteca, participación que se podría confirmar el próximo viernes 7, cuando está prevista una nueva visita a Barreras de los responsables de Pemex.

El nuevo “tax lease”

Dos años y medio después de que Bruselas sentenciase a los astilleros suspendiendo el sistema de bonificaciones fiscales que utilizaban para contratar barcos y seis meses después de que la Comisión Europea (CE) fallase en contra de los inversores que financiaban ese régimen (y que ahora tienen la obligación de devolver las ayudas percibidas entre 2007 y 2011: 126 millones de euros), la crisis del tax lease comienza -con dificultades- a disiparse. El sector dispone de un nuevo tax lease, bendecido por la CE y con el cual ya se cerraron dos operaciones el pasado mayo en el País Vasco (Astilleros Balenciaga).

Los esfuerzos de los constructores navales se centran ahora en convencer de nuevo a los inversores -sobre todo entidades financieras y empresarios- a que participen de nuevo en el naval, habida cuenta de que la Comisión aún no ha dado su plácet definitivo a la cantidad a reembolsar del antiguo tax lease. Según Pymar, la sociedad privada que representa a las 19 factorías privadas españolas, en la actualidad hay más de 10 contratos pendientes de inversores para entrar en vigor, de los cuales 3 son de astilleros gallegos. Estas tres operaciones, que nada tienen que ver con los anuncios de Pemex, alcanzan los 186 millones de euros.

Demanda reactivada

La demanda mundial de embarcaciones ha vuelto a crecer. Una de las mayores oportunidades que tiene el naval vigués es el segmento de buques offshore, ya sea para la industria de exploración y explotación de hidrocarburos en alta mar o para las energías renovables, como la eólica marina. Los astilleros olívicos poseen una dilatada experiencia en buques de alto valor tecnológico para el sector petrolífero, como supplies, sísmicos (se usan para la detección de bolsas de gas y petróleo en el subsuelo oceánico, e incluso minerales), ancleros (para el anclaje y arrastre de plataformas), pipelaying (para el tendido de tuberías submarinas) o floteles (para acomodar a los trabajadores de las plataformas). Aunque también hay oportunidades en el campo de los barcos de investigación científica, como lo demuestra el contrato firmado recientemente por Freire para el Instituto de Investigaciones Científicas de Kuwait, y el oceanográfico entregado por Armón Vigo en diciembre al Instituto Nacional de Pesca de México (Inapesca).

Deberes pendientes

Las centrales sindicales mayoritarias en el naval admiten que hay “brotes verdes” en el sector, pero que son escasos y hay que cuidarlos. La CIG valora anuncios de carga de trabajo como la realizada por Barreras tras la entrada de Pemex, aunque puntualiza que los contratos anunciados hasta el momento solo son un “parche” para la Ría “ya que no van a ocupar ni al 20% del sector”, según explica Manolo Simón, secretario general de CIG-Metal. La CIG apunta también a la desconfianza que estructuradores e inversores tienen en el nuevo tax lease y a la falta de crédito del mercado para no lanzar las campanas al vuelo en el naval.

Desde CC OO señalan que el sector debe consolidar un “escenario de recuperación” de la actividad y del empleo en los próximos meses. “Llevamos ya varios años evitando escenarios catastróficos para el sector, salvando uno tras otro el temido riesgo de perder esta actividad en la comarca, de perder los astilleros”, afirma Ramón Sarmiento, responsable estatal de naval privado del sindicato, que recuerda que por el camino se quedaron “decenas de empresas y miles de trabajadores”. No obstante, reconoce que la llegada de los primeros contratos de Pemex, los esfuerzos para promocionar el nuevo tax lease y que algunos astilleros se hayan impuesto en concursos internacionales invitan a la esperanza. “Esto no debe hacernos olvidar que el sector sigue en una situación crítica”, avisa.

Los sindicatos aseguran que tras la crisis siguen sin resolverse algunos de los problemas endémicos del naval vigués, como la necesidad de aumentar la independencia tecnológica de procesos y productos, la formación específica, la inestabilidad laboral y la falta de una cultura de colaboración entre empresas, como existe, por ejemplo, en la automoción. “Los astilleros deberían compartir ingenierías, realizar compras conjuntas de acero, y coordinar las labores comerciales para mejorar resultados”, explica Diego Atanes, secretario general de MCA-UGT en la comarca. Las centrales también insisten en la necesidad de recuperar la concertación social que existía en el naval antes de iniciarse la crisis, así como proyectos ahora “abandonados” como la acreditación naval.

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