El accidente del mercante 'Citadel' en el Guadalquivir, a pocos kilómetros de la localidad gaditana de Trebujena, ha reavivado la polémica por la necesidad o no del dragado del río. Se trata de un tema tabú en Cádiz, pero clave para los intereses económicos que persigue Sevilla.

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En Cádiz se ve con recelo esta operación mientras que el plan para captar inversión que defiende el alcalde de Sevilla lo considera clave

LA VOZ DIGITAL.com; 14 Ene. (Cádiz).- De hecho, el alcalde de la capital hispalense, Juan Ignacio Zoido (PP), presentó ayer ante el arco empresarial de la provincia el plan municipal para atraer inversores industriales, logísticos y tecnológicos a la ciudad ofreciendo para ello la nueva Zona Franca de Sevilla y el puerto de la ciudad como los dos principales atractivos. Ambas actuaciones chocan de frente con los planes de Cádiz, que cuenta también con un recinto fiscal y con un puerto de mar, orientado al tráfico de cruceros y mercancías. Además, la alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, y la dirección del PP provincial han unido sus fuerzas para convertir a la Bahía en el gran centro logístico del Sur de Europa. Las diferencias entre Sevilla y Cádiz a cuenta de estos planes provocaron el pasado verano un conflicto en el seno del PP, que aún colea.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Manuel Fernández, al igual que el alcalde se ha marcado como prioridad para este año la aprobación e inicio de la obra del dragado y la puesta en marcha de la nueva Zona Franca sevillana.

El ‘Citadel’ es un mercante de bandera holandesa que quedó varado en la orilla del río el pasado domingo a mediodía. El buque se salió del canal de navegación por causas que aún se desconocen, aunque todo apunta a los efectos de la densa niebla que había a esa hora en la desembocadura del río. El barco se dirige a Sevilla con una carga de fertilizante sólido procedente de Noruega. Distintas fuentes consultadas por LA VOZ han advertido que el siniestro no tiene nada que ver con el dragado sino que obedece a los efectos propios del tráfico marítimo.

Precisamente en este punto ha incidido el portavoz de la organización ecologista WWF, Juan Carlos del Olmo, que ha denunciado nuevamente el deterioro que sufre el estuario del Guadalquivir entre Sevilla y Cádiz. Esta organización interpuso en mayo de 2012 una queja ante la Dirección General de Medio Ambiente de la Unión Europea a raíz del proyecto para dragar el Guadalquivir y favorecer con ello el tráfico de grandes barcos. El gobierno comunitario aceptó la denuncia de los ecologistas y en octubre del año pasado requirió más información a España sobre esta actuación. Esta organización ecologista es la misma que logró tumbar en 2010 el ambicioso proyecto de parque industrial de Las Aletas, en la Bahía de Cádiz. Su denuncia ha obligado a redactar un nuevo proyecto y a ampliar las zonas de protección. Juan Carlos del Olmo destaca que la entrada de agua salada en el estuario del Guadalquivir es cada vez mayor, como consecuencia del tratamiento del río aguas arriba, «lo que hace inviable su dragado». En su opinión esta operación sería un «hachazo» para Doñana.

Desde la Autoridad Portuaria de Sevilla se ha manifestado que el trámite en favor del dragado sigue su curso y se espera que tanto Puertos del Estado como la Junta decidan sobre este asunto, ya que el Ministerio de Medio Ambiente ha señalado que no se necesita un nuevo informe de impacto ambiental. El ministro del ramo, Arias Cañete, destacó el pasado julio en Cádiz que la Autoridad Portuaria de Sevilla solo tiene que poner solución a las medidas correctoras solicitadas. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de este año reservan 33,1 millones de euros para el dragado del Guadalquivir. El calado a lo largo de los 86 kilómetros pasaría de los 6,5 metros actuales a 7,6 o 8 metros. Unos 87 barcos de media al mes cruzan el Guadalquivir entre Sevilla y Cádiz. Esta cifra se puede duplicar con el dragado, una demanda de los empresarios y del Ayuntamiento de Sevilla, que ha cobrado más fuerza desde que en noviembre de 2010 se inauguraron las nuevas esclusas.

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