La construcción de tres destructores de defensa antiaérea basada en diseños españoles, un proyecto considerado como el más importante en el sector de la Defensa de Australia, se tambalea por problemas de presupuesto, publicó hoy la prensa local.

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Señala que la construcción de estos tres buques excedió en unos 95 millones de dólares

Sídney (Australia), 17 dic.-  Un informe de la Oficina Australiana de Auditoría Nacional adelantado por el diario The Australian señala que la construcción de estos tres buques excedió en unos 95 millones de dólares (69 millones de euros) el presupuesto asignado para el año fiscal 2012-13, que era de 554 millones de dólares (401 millones de euros). El diario explica que el despilfarro semanal de unos 1,8 millones de dólares (1,3 millones de euros) en la construcción de estos tres buques, similares a la fragata F-100 española, se debe a la baja productividad en los astilleros y el coste excesivo de la mano de obra y materiales.

Los problemas que afrontan este proyecto de 7.174 millones de dólares (5.201 millones de euros) para construir los buques de guerra más potentes de la Armada australiana hacen temer que eventualmente requiera un rescate financiero por parte del Ejecutivo de Camberra de unos 897 millones de dólares (652 millones de euros).

El informe oficial adelantado por el diario además indica que un poco más de la mitad del presupuesto total ha sido gastado incluso antes de completarse la construcción del primero de los tres destructores, que deberían ser entregado entre marzo de 2016 y marzo de 2019.Asimismo un posible fracaso del proyecto, que ya ha sido retrasado dos años por diversos problemas, pondría en entredicho el futuro de la industria de la construcción naval en Australia y la capacidad de sacar adelante su proyecto de fabricación de doce submarinos, alertó el rotativo del grupo News.

El informe citado por The Australian recomienda una mejor gestión en el astillero de Adelaide, un mejor entendimiento de los diseños españoles y un plan coherente para apoyar a los buques más allá de la fase de construcción para evitar mayores demoras.

El proyecto, que tiene diseños de la empresa española Navantia, se realiza mediante la alianza entre el Estado australiano, representado por la Organización de Material de Defensa, como parte propietaria, junto a las empresas ASC y Raytheon Australia.

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