El concurso para la explotación los astilleros de Sevilla ha corrido la misma suerte que muchos otros proyectos de la ciudad en los últimos tiempos: ha quedado desierto. Y eso que se habían interesado desde un principio dos compañías, Sevilla Shipyard y Astillero del Guadalquivir, y se había sumado una tercera en los últimos días.

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La Autoridad Portuaria asegura que la resolución “es una sorpresa” y señala a intereses particulares de las empresas

DIARIO DE SEVILLA, 29 Nov. (Sevilla).- La Autoridad Portuaria afirmó que la noticia les cogió por sorpresa, ya que desde un principio Sevilla Shipyard se interesó y presentó una oferta formal,+ aseguró que se sienten muy molestos por esta resolución, y señaló a intereses particulares. Así, dejaron claro que desde el Puerto se continuará trabajando para poner en marcha este espacio.

Sevilla Shipyard solicitaba al Puerto una concesión administrativa para la reparación naval en una parcela de unos 11.000 metros cuadrados, así como las instalaciones ubicadas en el dique seco del Puerto y un área de edificio contiguo. Este proyecto, nacido de la mano de Luis Ramón de Celis, proyectaba la creación de un negocio de reparación de naves que comenzaría con una inversión inicial de un millón de euros para generar unos 100 puestos de trabajo directos y hasta 700 indirectos. A principios de junio llegaba la oferta de la sociedad Astillero del Guadalquivir, una empresa andaluza que había hecho lo propio dentro del trámite de competencia de proyectos habilitado por la Autoridad Portuaria al ser formalizada una primera propuesta.

El pliego de condiciones del concurso convocado con el objetivo de otorgar la concesión administrativa para habilitar las instalaciones de dique seco y varadero de la instalación portuaria, informaba que el terreno a explotar ocupa una superficie de 12.000 metros cuadrados, se apuntaba a una concesión por un plazo máximo de 20 años, con dos prórrogas de cinco años, y las propuestas debían incluir un volumen de negocio mínimo de siete millones en sus tres primeros años de vida, de nueve millones del cuarto al sexto año y de 11 millones del séptimo al vigésimo, siendo excluidas aquellas empresas que no alcancen estas previsiones. El inicio de la explotación debía producirse en un máximo de 18 meses y la inversión en el dique seco finalizarse en 24 meses. Las instalaciones del varadero deberían estar operativas y disponibles en un máximo de cinco años desde el inicio de la explotación.

La Federación de Empresarios del Metal (Fedeme) de Sevilla lamentó la “triste noticia”, que a su juicio supone que se haya quedado desierto el concurso, aunque expresó su confianza en que “tarde o temprano se aprovecharán y se va a sacar partido a estas instalaciones tan buenas”, indicó a Europa Press su gerente, Carlos Jacinto. Fedeme, que desconoce los motivos sobre por qué ha quedado desierto el concurso, considera necesario “no desfallecer, y seguir trabajando en este asunto con otras empresas”. Los sindicatos, por su parte, lamentan “la oportunidad perdida” y solicitan a la Autoridad Portuaria información sobre “las causas de esta situación”.

El astillero de Sevilla detuvo completamente su actividad el 31 de diciembre 2011 tras una larga agonía financiera y económica. Tras su segregación de la antigua sociedad naval Izar, entró en una lenta deriva hasta que sus instalaciones fueron clausuradas al finalizar ese año al arrastrar la sociedad gestora una deuda de aproximadamente 193 millones de euros.

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