Puertos del Estado estudia cómo reconvertir los faros del Archipiélago en pequeños establecimientos hoteleros. Para ello, este organismo, dependiente del Ministerio de Fomento y responsable de la coordinación y control de eficiencia del sistema portuario, creará en los próximos meses un equipo de trabajo que visitará y analizará el estado de las instalaciones de los faros y determinará cuáles son aptos para desarrollar una actividad alojativa.

cmefoto21b

La reforma de la ley permite reutilizar las antiguas casas de los fareros para alojar a turistas

LA OPINION, 21 Oct. (Tenerife).- En España existen 188 faros de los cuales, según Puertos del Estado, menos de 50 conservan la figura del tradicional farero debido al proceso de automatización de estas señales marítimas que se inició entre los años 80 y 90 del pasado siglo. En el litoral canario hay 27 faros -14 en la provincia de Las Palmas y 13 en la de Santa Cruz de Tenerife- y todos están automatizados, por lo que las dependencias de lo que en su día fue la vivienda del farero están en desuso.

El objetivo de esta iniciativa se basa en dar provecho a esas instalaciones, sin afectar a la actividad del faro, para obtener un beneficio económico a través de su explotación. “De esta forma, si una institución o una empresa particular está interesada en las infraestructuras anexas al faro se puede llegar a un acuerdo con la autoridad portuaria correspondiente y obtener una concesión para crear un pequeño hotel”, explican fuentes de Puertos del Estado.

La recaudación, por tanto, queda en manos de un agente externo a Puertos del Estado y de la Autoridad Portuaria. Sin embargo, no cabe duda que la concesión de estos espacios a una institución o empresa libera a las cuentas del Estado de los gastos de mantenimiento que supone el conservar dichas infraestructuras.

“La entidad que obtiene la concesión, que seguramente será por un periodo de 10 a 15 años, tendrá que velar por la conservación del edificio y la restauración del mismo, la cual deberá ejecutar utilizando materiales similares a los originales”, apunta Juan Estárico, técnico y responsable de mantenimiento de las señales marítimas de Fuerteventura.

La posibilidad de que los faros se utilicen como alojamiento no es del todo nueva. El texto refundido de la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante publicado por el Boletín Oficial del Estado (BOE) en el mes de octubre de 2011 recoge esta opción “con el objeto de preservar el patrimonio arquitectónico que constituyen los faros”.

Esta reforma de la ley cita que “excepcionalmente”, por razones de interés general debidamente acreditadas y previo informe de Puertos del Estado y de la Administración competente en materia de costas, “el Consejo de Ministros podrá levantar la prohibición de instalaciones hoteleras, así como albergues u hospedajes que pudieran favorecer el desarrollo de actividades culturales o de interés social, en espacios del dominio público portuario destinados al servicio de señalización marítima”, siempre que no se realicen nuevas edificaciones y no se condicione o limite la prestación del servicio del faro.

A la espera de que Puertos del Estado defina los criterios que se van a aplicar en esos informes para decidir si un faro puede aspirar o no a ser un hotel, lo cierto es que la facilidad de los accesos es una cuestión a tener en cuenta. “Para llegar la faro de Anaga, por ejemplo, hay que hacer un primer recorrido por mar y luego continuar por tierra, por lo que no es precisamente sencillo”, apuntan desde la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife.

Otra de las condiciones esenciales es que esta nueva actividad no afecte a la estructura del edificio ni a su fachada. “Son edificios públicos emblemáticos y lo que no creo que se vaya a permitir es que se rodee la zona del faro con mesas y sombrillas para no destrozar el entorno”, señala Estárico.

En Canarias, las dependencias anexas a los faros suelen estar compuestas por hasta cuatro viviendas, cada una de ellas con tres dormitorios, salón, cocina y baño. “Por el espacio disponible la mejor opción es crear un lugar de hospedaje al estilo de las casas rurales o los albergues para acoger a seis u ocho huéspedes como máximo”, comenta el técnico en señales marítimas.

Percibir la sensación de soledad, disfrutar de un paraje natural o, incluso, desarrollar actividades de investigación son algunas de las razones que pueden despertar el interés de los turistas para pasar unos días alojándose en un faro.

Antes de su reciente refundación, la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante 1993 ya contemplaba la posibilidad de que las antiguas casas de los fareros retomaran su uso a través de iniciativas culturales o sociales. Por ello, algunos ayuntamientos y cabildos isleños cuentan con concesiones para utilizar las infraestructuras de determinados faros. Es el caso de los cabildos de Gran Canaria y Fuerteventura, y de los consistorios de Fuencaliente (La Palma) y Buenavista del Norte (Tenerife).

El Cabildo de Gran Canaria tiene el faro de Maspalomas en concesión para acoger un centro de interpretación etnográfico, que contará la historia de los viajeros que, como Cristóbal Colón, recalaron en esta parte de la costa canaria; una tienda de artesanía, un punto de información turística y visitas guiadas al interior del faro.

En Fuerteventura, el Cabildo gestiona el faro de Martiño (Isla de Lobos “para fines científicos por estar ubicado en un paraje natural único”; el faro de Tostón (La Oliva), que alberga el museo de la pesca; el faro de Jandía (Pájara), que cuenta con un centro de interpretación de especies marinas; y el faro de La Entallada, que acogerá el museo de señales marítimas de Canarias a partir de 2014. Por su parte, para el faro de Fuencaliente el ayuntamiento de la localidad estudia un proyecto con fines culturales, y en el faro de Teno, el consistorio de Buenavista del Norte lleva a cabo actividades lúdicas y culturales.

Be Sociable, Share!