«Julio Muruaga Bilbao, a sus 90 años cumplidos el 14 de enero de 2013, es el último constructor de barcos de madera de Urdaibai». Con esta clarificadora frase comienza el libro elaborado por el escritor Fernando Pedro Pérez sobre la vida y andanzas de un bermeotarra que comenzó pescando merluzas a los 10 años y poco después pasó a ser el principal testigo de una actividad que ha llegado a su fin en Busturialdea.

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Bermeo acoge esta tarde la presentación de un libro sobre Julio ‘el del astillero’, último constructor de barcos de madera de Urdaibai

EL CORREO, 05 Sep. (Bermeo).- El autor, que esta tarde presentará su último trabajo en la Casa de Cultura de la villa marinera, a las 19.00 horas, ha recogido a lo largo de las 177 páginas que completan el volumen, los recuerdos de una vida en Astilleros Muruaga, a partir de que el avezado Julio entrara a trabajar de pinche con su padre, a la temprana edad de 12 años.

«Por aquel tiempo la construcción naval no era rentable y los pescadores no les pagaban los barcos que les habían construido porque no hacían buenas costeras», relata en su libro, Fernando Pedro, desde la voz de su protagonista. Aficionado a rescatar viejas historias sobre oficios desaparecidos o a punto de extinguir en el País Vasco, el escritor vizcaíno reconoce que «he disfrutado un montón con las tertulias que he mantenido con Julio desde el sillón de su casa. Considero que recoger sus testimonios y el curioso anecdotario de su vida son un legado valiosísimo sobre nuestra cultura», asegura.

Troncos curvados

El escritor ha dedicado un segundo capítulo en su libro sobre la construcción naval en Euskadi. Con anterioridad, Fernando Pedro Pérez ha escrito la historia de ‘El último pastor de Itxina’, así como de ‘Los últimos mineros’, «con los que también he disfrutado mucho elaborándolos».

La publicación ‘Julio Muruaga Bilbao. El último constructor de barcos de madera de Urdaibai’ contiene también el extenso listado de embarcaciones construidas en los Astilleros Muruaga desde 1951 hasta 1989. La cartera de pedidos de la empresa se abrió con la construcción del barco ‘Isla de Chacharramendi’, mientras que el último barco que se botó de los carros de la empresa fue el ‘Aita-semeak’. «Costó 13 millones de pesetas», recuerda todavía.

Muruaga trabajó a lo largo de su historia los troncos curvados de la columna vertebral de madera de otras naves conocidas, como los ‘Albacora’, ‘Planeta Júpiter’ y ‘Divina Pastora’, además de otros más recientes como ‘Zubi gane’, uno de los últimos pesqueros de madera de Bermeo que fue hundido el pasado año.

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