La sobreexplotación de caladeros y pérdida de rentabilidad de la pesca artesanal por la subida de costes y el desplome de precios en origen ponen en riesgo el futuro de la flota pesquera de la Comunitat Valenciana, cuyo sector languidece en vísperas de la aprobación de una Política Pesquera Común, que apuesta por potenciar el negocio industrial durante el período 2014-2016.

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Uno de los sectores más castigados por la crisis económica en la Comunitat Valenciana es, sin duda, el del mar

EL MERCANTIL VALENCIANO, 14 May. (Valencia).- La sobreexplotación de alguno caladeros españoles —incluidos los del mar Mediterráneo, controlados sobre todo por el sector pesquero artesanal— ha provocado la destrucción del 60 % del empleo de esta actividad en las últimas dos décadas, destruyendo 52.000 ocupaciones, mientras las capturas se han reducido desde casi millón y medio de toneladas logradas hace veinte años, hasta el millón conseguidas 2010. Uno de los sectores más castigados por la crisis económica en la Comunitat Valenciana es, sin duda, el del mar. La flota se ha visto reducida en más de medio centenar de embarcaciones respecto al inicio de esta década tras los planes de desguace autorizados por la conselleria de Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua. Según el último censo oficial, cuenta con 697 embarcaciones, de las que 269 son de arrastre y 368, de artes menores. El impacto de la caída de actividad, debido a la pérdida de rentabilidad, conlleva una constante disminución de puestos de trabajo.

La organización ecologista Greenpeace, que ha presentado esta semana el informe Empleo a bordo en el interior del barco Arctic Sunrise, constata que la Comunitat Valenciana ha destruido un tercio del empleo en el último lustro. La actividad generaba cerca de 3.500 ocupaciones directas, cuyas capturas anuales se elevaban a unas 31.000 toneladas y la cifra de negocio, a 103 millones de euros, durante el período previo a la crisis económica.

En vísperas de la aprobación de una nueva Política Pesquera Común (PPC) para los años 2014-2020, que recortará ayudas a las embarcaciones de menor tamaños y apostará por la modernización del sector industrial, la ocupación en la pesca no artesanal ha registrado una disminución del 36,3 % en la C. Valenciana en ese periodo, frente a una caída del 11,1 % en la artesanal. Según esta organización, ese dato demuestra la necesidad de impulsar medidas que potencien un negocio sostenible por ser éste el que garantiza el empleo y la salud de los caladeros.

La reducción de los puestos de trabajo en la pesca valenciana, sin incluir la acuicultura, se cifra en 850 puestos de trabajo. También destacaba el citado informe que la pesca artesanal es mayoritaria, al acaparar el 56 % del empleo, sin incluir la acuicultura marina. La actividad pesquera, incluido este último segmento de mercado, emplea ahora a unas 2.825 personas en la citada autonomía y representa tan sólo seis de cada diez empleos generados en España. Galicia y Andalucía acaparan la mayor parte de la actividad.

El patrón mayor de Cullera, Vicente Pérez, a la sazón presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de la Comunitat Valenciana, considera necesario controlar las importaciones por la competencia desleal. El sector pesquero valenciano, en claro retroceso en número de embarcaciones y volumen de capturas desde hace años por falta de rentabilidad, lamenta que los precios se sitúen en niveles de hace décadas. Pescado congelado de China, Vietnam Argentina Chile o Marruecos no siempre cumple los requisitos de sanidad exigidos. Según los pescadores, «no se competir con las importaciones».

Los precios en las lonjas siguen por los suelos y algunas especies, como la pescadilla o el salmonete, se sitúan en niveles de los años ochenta y noventa.

GLOBALIZACIÓN

Aumenta el negocio del sector industrial

Mientras el gigante Pescanova —en concurso de acreedores— navega a la deriva en busca de refinanciación para poder saldar su abultada deuda, la reducción de empleos y capturas se registra al mismo tiempo que la flota de mayor tamaño aumenta su capacidad en un 70 % respecto a 1995 tras acaparar el 80 % de las subvenciones públicas.  Paralelamente, los pescadores artesanales obtienen rentas más bajas que sus compañeros del sector no artesanal y siguen sufriendo la caída de ingresos —en los últimos cinco años una media del 6 %—, a pesar de que ofrece proporcionalmente más trabajo a jóvenes y mujeres y asegura en mayor medida el futuro del entorno rural. El sector de la distribución comercial ha fomentado durante los últimos años la concentración de la industria pesquera en busca de mayor oferta y de precios inferiores, si bien  las lonjas pesqueras canalizan sus ventas de pescado fresca, sobre todo, en mercados y restaurantes.

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