La investigación de los siniestros marítimos en España ha mejorado mucho con la creación de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim). El experto en seguridad marítima Juan Zamora Terrés defendió esta idea la semana pasada en una conferencia en la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas de la Universidade da Coruña e instó a la Administración a hacer más caso a las recomendaciones que se incluyen en los informes de los siniestros. Este capitán de la marina mercante instó también a revisar la política de nombramiento de altos cargos "para mejorar la formación y calidad" de los órganos de gestión.

 "El sector pesquero está en crisis permanente, y en seguridad se recorta con facilidad" 

LA OPINION, 12 Nov. (A Coruña).- La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) es independiente y supone un importante avance en el análisis de siniestros en el mar respecto a sus predecesoras. Así lo entiende el doctor en Marina Civil y capitán de la marina mercante Juan Zamora Terrés, que también es abogado, periodista y licenciado en Historia. En unas jornadas sobre seguridad marítima en A Coruña explicó que ahora solo falta que el Gobierno asuma las recomendaciones que la comisión hace en sus informes. 

-En su ponencia habló de la investigación de los sucesos marítimos. ¿Cómo está España en este sentido respecto a otros países?

-Mucho mejor que hace unos años. La creación de la Ciaim es un avance muy importante. Su consolidación requiere tiempo, hay que darle un voto de confianza. He analizado cómo funciona, el pleno y los investigadores, y creo que el núcleo de investigación está haciendo un buen trabajo, en la buena línea. Creo menos en el pleno, y eso que he formado parte de él. 

-Que es donde están los representantes de los colegios oficiales y entidades como Aetinape…

-Sí. El pleno es un añadido no necesario, no aporta nada a la investigación. Su función es aprobar los informes, revisarlos. Nos podíamos ahorrar ese coste y crear una comisión potente con personas bien formadas, autoridades en la materia. 

-Digamos que la Ciaim ahora está profesionalizada.

-Sí, con un bagaje técnico importante y formada por profesionales: capitanes de la marina mercante o jefes de máquinas e ingenieros navales que conocen la materia que han de investigar, clave para que los informes tengan valor. 

-El objetivo de las investigaciones es evitar que se repitan errores que derivaron en accidentes. Supongo que es clave el que ahora sí se publiquen los informes…

-Tiene una importancia espectacular. Al avance objetivo que supone acceder a los informes y aprender de ellos se suma el romper el criterio político ciego y antidemocrático de que todo es secreto. El principio absoluto de la Administración es la transparencia y para no ser transparente hay que tener motivos importantes, secretos militares o razones de orden público… 

-¿Por qué cree que hasta ahora no se publicaron?

-Era una cultura administrativa muy implantada en Marina Mercante, que estuvo gestionada en el pasado por militares y entre ellos el secretismo o la falta de transparencia obedece a una cierta razón objetiva. Haber roto esa cultura en Marina Mercante es muy importante. 

-Los pesqueros registran más deficiencias que otros barcos. ¿Qué falla?

-Que los armadores tienen una cultura empresarial muy deficiente. Fallan los controles pero no podemos tener un policía en cada barco. La responsabilidad primera es del armador. A la Ciaim le falta rodaje. Las recomendaciones que salen de los informes tienen que ser recogidas por la Administración. 

-Ya, pero no son vinculantes.

-No, la comisión no es autoridad política ni administrativa pero el Gobierno debe entender que esas recomendaciones hay que atenderlas. No se puede hacer caso omiso. 

-Ahora apenas se tienen en cuenta, o eso parece.

-Sí, nos falta avanzar. La transposición de las recomendaciones no ha sido fácil en ningún país. Requiere tiempo. 

-¿Qué se podría mejorar para que no haya tantos accidentes?

-Lo primero, revisar la política de nombramiento de cargos. Desde el director general de Marina Mercante, subdirectores, capitanes marítimos… Hay que mejorar la formación y calidad de estas personas. Segundo, a nivel internacional, controlar las banderas de conveniencia. El sector pesquero está en crisis permanente, estructural, y por ello la seguridad se corta con facilidad. No puedes evitar pagar el seguro pero sí renovar los chalecos o revisar los extintores…

"Si escuchasen a Mangouras el daño causado por el ‘Prestige’ sería menor" 

-Usted conoce al capitán del Prestige, Apostolos Mangouras. ¿Cómo le definiría?

-Un capitán excepcional, carne de barco. Por otra parte es un hombre tosco, poco sociable, con un temor a la prensa inimaginable, pero un magnífico capitán al que humillamos innecesariamente. 

-¿Por qué?

-Lo detuvieron y él no entendía nada, era consciente de que su actuación fue impecable. Si le dejasen opinar y le hiciesen caso, el accidente se hubiese resuelto con un daño menor, pequeño. El Gobierno le echó la culpa y España recibió una bronca de la CE por ello. 

-¿Saldrá algo en claro del juicio del Prestige?

-No, es otro gasto inútil. Llevamos diez años con un coste horroroso, tanto judicial como social. Y diez años más tarde ya no es justicia. Mangouras, por edad y condición, ya no irá a prisión. ¿Qué interés tenemos en castigar a un capitán al que no podemos reprochar nada? Porque lo de que no obedeció es inventado. 

-¿Echa de menos a algún político más imputado, junto al exdirector de Marina Mercante, José Luis López Sors?

-Es el quién se metió en la trampa. Por mi vena periodística consulté a personas de absoluta confianza que mandaban entonces y me dijeron que a sus técnicos, que querían refugiar el buque en A Coruña o Corcubión, les dijo que los cargos políticos querían sacar fuera el Prestige. Mientras, a los que tenía por encima les dijo que los técnicos apostaban por alejarlo. Por eso ahora está solo. 

-¿No fue una cadena de errores?

-La avería provoca un vertido, pequeño. La gestión del salvamento lleva al naufragio y multiplica por 100 el coste del desastre.

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