Espárragos de Navarra que realmente han crecido en Perú o en China; anchoas del Cantábrico que se bañaban en Argentina; mejillones enlatados en las rías gallegas que si hablaran cantarían con acento chileno.

 Alega que obligar a poner la zona de captura complica al sector conservero 

LA VOZ DE GALICIA, 01 Oct. (A Coruña).- Quienes cultivan, pescan y crían esos alimentos en España recelan de la posibilidad de que se elimine la obligación de especificar en la etiqueta el origen de los productos procesados y en conserva. Dejando de lado el ejemplo de los agricultores navarros -a los que no afecta el reglamento de la Organización Común de Mercados (OCM) de los productos de la pesca y de la acuicultura-, quienes atesoran un producto cuyo valor reside precisamente en el origen temen que estos queden desprotegidos si finalmente prospera el texto normativo, tal y como ha salido del Parlamento Europeo.

Es un temor que no comparten las autoridades españolas. El secretario general de Pesca Marítima, Carlos Domínguez, señala que el cruce de reproches que se ha entablado a raíz del debate en la Eurocámara no es más que «una falsa polémica». Primero, porque todavía tiene por delante un largo recorrido legislativo -«tendrán que reunirse Comisión, Consejo y Parlamento para decidir en última instancia cuál es el texto que se aprobará», aclara-. Y, además, las normas de trazabilidad garantizan que el producto en cuestión se ha pescado o producido según las normas comunitarias.

Información útil

Ahora bien, en el etiquetado de los procesados y conservas, el Gobierno español, lo que defiende es «una información al consumidor que equilibre lo que es factible para las industrias y lo que le es útil para que el consumidor sepa cuál es el producto que más le conviene». En ese sentido, Domínguez hace una distinción entre la información obligatoria y la voluntaria. Y solo en esta última se encuadra la referencia al origen del producto.

Ocurre que las conservas van de la mano con los transformados. Y si bien en una lata de mejillones es simple y factible especificar el origen, ya no lo es tanto en el caso de los demás procesados: croquetas, pizzas, surimi, gulas… «Exigir la zona de captura de cada una de las especies de pescado que están presentes en una croqueta de forma diferenciada es imposible», justifica Carlos Domínguez.

Diferenciación

Por eso sostiene que el origen debe figurar entre la información voluntaria. Es en esos datos a mayores donde se debe dar a entender que el producto que se ofrece tiene una mayor calidad que el que está a su lado en el lineal del súper. «Nadie que esté poniendo en una lata Mejillón de Galicia va a correr el riesgo de que su producto se vea confundido con otros productos de menor calidad», apunta. El secretario general de Pesca Marítima también expresó su deseo de que se explote «en su máximo potencial» esa denominación de origen protegida de la que hace gala el bivalvo cultivado en Galicia y que más empresas se sumen a ese distintivo.

Y lo mismo ocurre con el producto de la pesca artesanal. Domínguez apoya que se obligue a informar de la fecha de desembarco del pescado en lugar de la de captura: «Estamos a favor de conceder mayor valor al producto capturado en el día, pero sin perjudicar a otras flotas españolas, que traen muchísimas toneladas de pescado al mercado comunitario». Después, la mayor frescura se explotará en campañas específicas.

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