La comisión creada para determinar la viabilidad técnica, económica y legal del dique flotante que se demanda para Navantia se reunirá de nuevo el próximo viernes, día 3, en el astillero ferrolano, con la presencia de trabajadores y alcaldes. Si se cumple lo prometido por el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Ramón Aguirre, en su visita a la urbe naval, este grupo de trabajo tiene que acudir con su encomienda realizada para determinar si Navantia dará luz verde o no a esa inversión.

 El comité cifra en 50 los empleos que generará al mes la obra para Argelia 

LA VOZ DE GALICIA, 27 Jul. (Ferrol).- La construcción del dique flotante es una demanda abanderada por los trabajadores de las plantas de la ría por cuanto serviría para generar dos años de carga de trabajo y paliar la caída en la ocupación que se está produciendo como consecuencia de la finalización de dos de los tres buques en cartera. Además, abriría la posibilidad a la división de Reparaciones de Navantia Fene-Ferrol de acceder a nuevos mercados, de los que ahora está excluido debido a las limitaciones de su dique seco.

De ahí que los representantes de la plantilla insten con urgencia a autorizar la inversión. De la primera reunión llevada a cabo el pasado mes se desprendió que Navantia ve técnicamente posible la infraestructura y también se barajan posibles opciones de financiación. El principal escollo estaría en obtener el visto bueno de Bruselas para aumentar la capacidad en el área de Reparaciones.

Los sindicatos reclamaron a los responsables de la compañía que acudiesen al siguiente encuentro habiendo realizado gestiones en este sentido.

La demanda del dique flotante continúa en la primera línea de las reivindicaciones, pese al anuncio realizado por la empresa del contrato logrado para la modernización de dos buques militares argelinos. José Pico, secretario del comité de empresa de Navantia Ferrol, subrayó lo positivo del encargo, por cuanto abre una nueva línea de negocio para el departamento de la ría, que no ha llevado a cabo hasta el momento niguna obra de modernización y reparación de buques para otras Armadas. Sin embargo, cifró en unas 50 personas las que trabajarán a bordo durante el año que permanecerá cada buque en la ría.

En la cuerda floja

No servirá, por si solo, para paliar los cerca de 2.000 empleos que después del verano, tras la marcha del Canberra y con la fragata F-105 finalizada, se quedan en la cuerda floja. Se necesitan nuevos encargos.

Se prevé que el pedido, calificado como el mayor de la historia para el área de Reparaciones por Navantia, tenga un gran impacto económico, ya que se sustituirán sistemas y equipos de los barcos, con el fin de proceder a su modernización y a la extensión de su vida operativa.

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