La tradicional imagen de pañuelos y lágrimas para despedir al Juan Sebastián de Elcano que tiene lugar cada año en el muelle de Cádiz tras el día de Reyes no se repetirá el próximo fin de semana. El buque escuela de la Armada española se encuentra varado en el dique del astillero de San Fernando, sometido a una profunda reforma en la sección de máquinas. 

 El buque escuela de la Armada zarpará el próximo 1 de abril desde el puerto de Cádiz y llegará a Nueva York 

El barco culminó con éxito en abril de 2011 su travesía número 82. Este viaje duró solo cuatro meses y recorrió media docena de puertos europeos hasta atracar en el de San Petesburgo (Rusia). 

La vuelta a casa fue muy esperada por los ingenieros navales, ya que todo estaba preparado en La Isla para someter al buque a una minuciosa inspección y renovación de sus motores.

 Navantia, que se encarga de los trabajos de mantenimiento, tiene previsto acabar con la obra de reparación a finales de febrero. Durante estos nueve meses, las entrañas del Juan Sebastián de Elcano han sido desmontadas pieza a pieza, incluidos los camarotes de los oficiales, que se encontraban sobre la cámara de máquinas. Además, se ha procedido a la renovación completa tanto del cableado como de las tuberías. Esta operación interna ha obligado a la Armada a aplazar hasta la primavera la travesía que tradicionalmente iniciaba a primeros de enero con el nuevo año. Esta misma situación ya se vivió en 2006, cuando el barco retrasó también su salida a marzo por obras. 

Esqueleto al descubierto

La intervención practicada en 2005 fue la más importante de su historia. Ese año, el Juan Sebastián de Elcano sufrió una remodelación integral, que obligó a los ingenieros a dejar al descubierto el esqueleto de la embarcación, lo que sirvió para examinar el interior del casco. Esta inspección desveló las buenas condiciones en las que se encontraba una estructura hecha sólidamente a la antigua usanza. La inversión para modernizar el barco superó los 14 millones de euros, más que una embarcación nueva, y se aprovechó para mejorar la distribución y adaptar su interior a la incorporación de la tripulación femenina. La obra redujo el número de camas un 20% y ganó espacio para las zonas de aseo. Esta transformación permitió mejorar las condiciones de habitabilidad en el interior del barco, ya que redujo en un cuarto la dotación, para pasar de sus 280 plazas iniciales a 215.

 El buque escuela zarpará de nuevo el próximo 1 de abril desde Cádiz y cumplirá así su 83 viaje de instrucción. El barco regresará a puerto cuatro meses después y en ese tiempo de viaje atracará, primeramente, en Tenerife para dirigirse después a Santiago de Cuba, Nueva York (Estados Unidos), Norfolk (Inglaterra), Saint Malo (Francia) y Lisboa (Portugal). Un viaje de ida y vuelta por el Atlántico. 

En sus viajes de entrenamiento tarda unos 22 días en llegar hasta América, haciendo escalas en diferentes puertos en su recorrido. Da la vuelta al mundo en aproximadamente nueve meses. 

El ‘lifting’ del mascarón

La segunda intervención de calado que sufrió el barco tuvo lugar hace dos años. Fue una operación estética. En 2009 pasó casi cuatro meses en el astillero para un ‘lifting’ en su mascarón de proa, encarnado por la diosa Minerva. El conocido imaginero malagueño Rafael Ruiz Liébana fue el encargado de restaurar el mascarón y durante su trabajo se encontró con bloques enteros sin tallar y de diferentes maderas. La figura que lleva la proa del barco representa a la diosa romana Minerva y porta a sus pies el escudo de España. Es la segunda copia del original que llevaba el navío en lo alto de su tajamar en 1927. Este mascarón sufrió los envites del mar durante casi un cuarto de siglo en el que el buque ha recorrido más de medio millón de millas náuticas, la distancia equivalente a 23 vueltas al mundo. 

El mascarón de proa luce ahora con toda su belleza. La imagen está bañada en oro de 24 quilates con el objetivo de resaltar y contrastar con el resto de la ornamentación. 

Durante los cuatro meses de viaje, los 51 guardia marinas dedicarán su tiempo a formase en varias disciplinas relacionadas con la Armada, entre las que se encuentran Astronomía, Estratégica, Matemáticas y, sobre todo, la difícil vida en la mar. Una de las estancias de mayor actividad en el interior del barco es la reservada a los guardia marinas, que se divide en zona de estudios, que incluye un comedor, y los dormitorios, donde se reparten 55 camas en tres salas. 

En esta última intervención que se lleva a cabo en el barco, botado en marzo de 1927 en Cádiz, se ha desmontado por completo la alineación de sus ejes y los tanques de la caldera. Los trabajos encaran su recta final.

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