El tono de voz de los pescadores revela las dificultades que atraviesan. Sin poder faenar ni poder ganarse el pan con lo que saben hacer, la situación de casi medio millar de familias que viven de forma directa de la pesca en Barbate es dramática.

 La Consejera de Pesca y el ministro, Arias Cañete, unificarán criterios tras el fiasco del fin del acuerdo con Marruecos 

LA VOZ DE CADIZ, 04 Ene. (Cádiz).- Como explicaban ayer a LA VOZ, las horas pasan, y nada nuevo se sabe de la reprogramación de fondos para paliar los más de 2,3 millones de pérdidas que ya acumulan y de cuándo podrán faenar, al menos en el Golfo de Cádiz. 

«La situación es límite. Barbate se muere», aseguran. Desde la Cofradía de Pescadores del pueblo, el resumen que se hace es similar a lo que opinan los marineros. Su presidente, Ambrosio Varo, explicó ayer que la reunión que mantendrán hoy la Consejera de Pesca de la Junta y el Ministro de Agricultura y Pesca, el gaditano, Miguel Arias Cañete, es «una de las últimas oportunidades para esta flota». 

Los pescadores definen su situación de manera muy gráfica. «La ruptura del acuerdo con Marruecos ha sido un terremoto muy grande para el pueblo, donde los funcionarios no cobran y los pescadores no podemos faenar». La preocupación es evidente. «Seguimos esperando, pero nosotros también queremos vernos con Cañete para decirle en persona que estamos aquí». 

En el encuentro de hoy, Junta y Gobierno unificarán los criterios a seguir para el encuentro en Bruselas de dentro de unos días. España quiere llevar la voz cantante, y recuperar un acuerdo de pesca con el país alauita «que era beneficioso y que no debía haberse roto». Hasta que su situación se normalice, más de medio centenar de palangreros y cerqueros permanecen amarrados a puerto. En plenas fiestas navideñas, nadie en Barbate tiene ganas de juerga. Eso sí, los pescadores barbateños ya han planteado una solución a parte de sus problemas. «Queremos que el Ministerio establezca los topes de capturas en función al número de tripulantes (marineros) de cada embarcación, de tal manera que el cupo final para un barco artesanal de 15 pescadores sea mayor que el de un barco industrial con apenas 2 ó 3 tripulantes», aseguran. 

Este cambio en la normativa acabaría con situaciones tan injustas como las que se dan en el sector del atún rojo, donde una almadraba de 100 trabajadores puede pescar menos que un cerquero industrial del Mediterráneo en el que apenas se crean puestos de trabajo. 

En estos momentos, la flota barbateña está compuesta por 16 barcos con licencia de pesca de cerco, tres más de palangre, y dos con nacionalidad marroquí que dependen de la Cofradía de Barbate. Sin licencia de esta entidad hay otro medio centenar de pesqueros, que siguen varados a la espera de que lleguen noticias frescas de Madrid, Bruselas, «o del cielo», ironizan.

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