El tono de voz de los pescadores revela las dificultades que atraviesan. Sin poder faenar ni poder ganarse el pan con lo que saben hacer, la situación de casi medio millar de familias que viven de forma directa de la pesca en Barbate es dramática.
«La situación es límite. Barbate se muere», aseguran. Desde
Los pescadores definen su situación de manera muy gráfica. «La ruptura del acuerdo con Marruecos ha sido un terremoto muy grande para el pueblo, donde los funcionarios no cobran y los pescadores no podemos faenar». La preocupación es evidente. «Seguimos esperando, pero nosotros también queremos vernos con Cañete para decirle en persona que estamos aquí».
En el encuentro de hoy, Junta y Gobierno unificarán los criterios a seguir para el encuentro en Bruselas de dentro de unos días. España quiere llevar la voz cantante, y recuperar un acuerdo de pesca con el país alauita «que era beneficioso y que no debía haberse roto». Hasta que su situación se normalice, más de medio centenar de palangreros y cerqueros permanecen amarrados a puerto. En plenas fiestas navideñas, nadie en Barbate tiene ganas de juerga. Eso sí, los pescadores barbateños ya han planteado una solución a parte de sus problemas. «Queremos que el Ministerio establezca los topes de capturas en función al número de tripulantes (marineros) de cada embarcación, de tal manera que el cupo final para un barco artesanal de 15 pescadores sea mayor que el de un barco industrial con apenas 2 ó 3 tripulantes», aseguran.
Este cambio en la normativa acabaría con situaciones tan injustas como las que se dan en el sector del atún rojo, donde una almadraba de 100 trabajadores puede pescar menos que un cerquero industrial del Mediterráneo en el que apenas se crean puestos de trabajo.
En estos momentos, la flota barbateña está compuesta por 16 barcos con licencia de pesca de cerco, tres más de palangre, y dos con nacionalidad marroquí que dependen de