La semana pasada la Asociación de Navieros Españoles circulaba una información en la que recogía algunas de las principales conclusiones del último informe Global Port Tracker, elaborado por la consultora Hackett Associates en colaboración con Bremen Institute of Shipping Economics and Logistics. Según este informe, el crecimiento tráfico de contenedores en los principales puertos del norte de Europa se reducirá a la mitad durante el año 2012... No es que nuestros vecinos del norte del viejo continente vayan a entrar en números rojos, estamos hablando de una ralentización que dejará el incremento en cuatro puntos porcentuales, más o menos, frente a casi el 7,6% con el que se saldará este ejercicio.

Anuncia reducción en el tráfico de contenedores durante 2012
 
DIARIO DEL PUERTO, 17 Nov. (Madrid).- El mismo estudio indica que los efectos del descenso en el tráfico van a comenzar a notarse con más intensidad durante el último trimestre de este año, aunque globalmente quedará minimizado por los buenos resultados obtenidos en los tres primeros meses del año.
 
Los autores del informe señalan que las últimas previsiones de la OCDE y del FMI indican también una ralentización en el ritmo de crecimiento del PIB, tanto a nivel nacional como global, con Estados Unidos y Europa con los índices más débiles.
 
Como podrán imaginar, de confirmarse estas previsiones las noticias no son buenas para nadie porque aunque estemos tan cerca, y a la vez tan lejos, de Rotterdam, Hamburgo, Bremen, Amberes y compañía, la tendencia del comercio marítimo internacional en Europa es la misma para casi todos.
 
No es mi intención entrar en territorio oscuro, de negros nubarrones y malos augurios (a decir verdad ya hace tiempo que estamos dentro). Me gustaría dar un toque de realidad a esta situación y posiblemente no hay nada más realista que asumir que ya sabemos cuál es la tendencia, sin tapujos ni previsiones ilusas.
 
Después del 20N, sea quien sea el que forme el Gobierno, nos adentramos en un periodo crítico de vacío insondable en el que las decisiones importantes deberán esperar hasta la configuración de las carteras ministeriales. Después llegarán otros nombramientos, traspaso de poderes, tomas de posesión… y la casa sin barrer.
 
Mientras tanto y haciendo honor a nuestras raíces más profundas, parece que nos preocupan más los rumores en torno a los futuribles presidentes de Puertos del Estado que los cantos agónicos procedentes de las sirenas de los buques que atracan en los puertos del norte de Europa.
 
Hay que trabajar. Trabajar más y mejor (hubo un tiempo en el que los gurús apostaban por trabajar menos y mejor). Cada cual debe saber aplicar la fórmula para conseguir cerrar el famoso círculo virtuoso en el que confluyan competitividad y eficiencia; y si la financiación no lo permite deberemos aplicar prácticas circenses (malabarismo, se entiende) para no estrellarnos en el empeño y salir con vida de las acrobacias que vamos a tener que practicar.
 
En medio de todo este panorama me parece justo reconocer el empeño de la Autoridad Portuaria de Barcelona en seguir trabajando mucho y bien para tratar de asegurar una porción del futuro. La APB, su comunidad logístico-portuaria y un nutrido grupo de importadores y exportadores, emprenden la semana que viene una misión comercial a Turquía. Creo que se trata de una noticia excelente que destila optimismo por donde quiera que se mire.
 
La austeridad ha llegado a las autoridades portuarias, y muchas de ellas han sacrificado en el camino las acciones comerciales de este tipo que hasta hace poco eran excesivamente comunes.
 
La Autoridad Portuaria de Barcelona, conviene recordarlo, siempre ha sido fiel a actuaciones comerciales de estas características y ahora, cuando casi nadie se las plantea, mantiene su estrategia.
 
Qué quieren que les diga; en estos tiempos que corren me parece estupendo que una autoridad portuaria abandere el liderazgo de su comunidad portuaria y trate de facilitar a las empresas el desarrollo de su negocio.
 
Sí, ya sé que hay otras iniciativas similares en marcha, pero el caso de Barcelona es, hoy por hoy, el futuro más cercano.
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