El sector naval, del que tanto ha presumido Galicia en la última década, está a punto de naufragar y dejar cientos de cadáveres flotando. La estructura de financiación de los contratos que la Comisión Europea pone ahora bajo la lupa, el Tax Least, ha congelado los pedidos pero no es, ni de lejos, el motivo de esta crisis, aunque directivos y portavoces empresariales se empeñen en echarle la culpa de todos los males. Lo cierto es que ningún armador (con excepciones) ha comprado barcos en Galicia. Ni este año, ni el anterior, ni el anterior.

El presidente de Barreras atribuye una deuda de 62 millones a retrasos en las entregas
 
EL PAIS, 08 Ago. (Vigo).- Hijos de J. Barreras, el gigante español de la construcción naval privada -junto con La Naval de Sestao-, empuja hacia el precipicio a 150 empresas auxiliares, a las que debe 56 millones. Se declaró en concurso el 5 de julio forzada por una firma de limpiezas de Madrid y tuvo que admitir un pasivo de 62 millones. El año pasado sus ventas se hundieron un 40% después de facturar, en 2009, más de 400 millones.
 
Quien ha pagado el pato no es la banca. Unas 20 pymes, encabezadas por una firma de aislamientos térmicos de Moaña que acaba de suspender pagos, tienen facturas no cobradas de entre uno y siete millones de euros en Barreras. Otras 120 han dejado de ingresar, en el mejor de los casos, 100.000 euros. Para estas sociedades es como la tortura de la gota china: sufren la morosidad desde que quebró el astillero M. Cíes hace dos veranos. Seis meses después estallaba la crisis de Factoría Naval de Marín, que, con un tamaño mucho menor, atrapó a 370 empresas por deudas tan importantes como las que presenta ahora el constructor vigués. La siguiente fue Vulcano, también en concurso, con números rojos de 85 millones.
 
¿Qué ha sucedido? "Los astilleros atravesaron etapas de crestas y valles. Podemos hablar de empacho, de una indigestión de pedidos. Se acumularon muchos barcos en un corto periodo de tiempo. Para no dejar de atender a los clientes asumimos toda la demanda, pero la demora en la entrega provocó fuertes penalizaciones que han desembocado en esta situación". Habla el presidente de Barreras, Francisco González Viñas, que implícitamente reconoce que las cosas no se hicieron lo bien que deberían. El vicepresidente, José García Costas, lo advirtió cuando estalló la noticia en unas declaraciones que se interpretaron como un toque de atención a su socio. "Entre los accionistas hay unanimidad", zanja Viñas.
 
Unos 2.000 empleos y buena parte del tejido económico de la ría de Vigo dependen directamente del astillero situado en Beiramar, que por lo pronto ya ha aplicado un ERE temporal en su plantilla (de 137 fijos y 15 con contratos temporales). Para salir del agujero tiene tres pedidos: dos transbordadores contratados por la naviera Armas y un buque de apoyo a plataformas petrolíferas por el que la naviera Fernández Tapias ha adelantado 1,5 millones de euros. No se activarán hasta que se despeje la situación. Como mucho dos meses, según los sindicatos.
 
"Nuestra idea es llegar rápidamente a un acuerdo con los acreedores para cancelar las deudas. Ese es el objetivo y no tenemos otra cosa en mente que buscar contratos y sacar la empresa adelante", avanza Viñas. Durante años el sector lo ha considerado un gurú, uno de los directivos más eficaces por su elevadísimo nivel de ventas cuando la competencia asiática arreciaba. "Tecnológica y técnicamente estamos satisfechos. Hasta el año 2009 llevábamos la programación controlada. Pero la huelga salvaje del año 2009 nos obligó a llevar un barco a Portugal. Hasta ese momento teníamos la programación controlada". Ramón Sarmiento (CCOO) y uno de los sindicalistas más activos del metal vigués, cuestiona la fotografía que describe Viñas. "En los últimos cinco meses se invirtieron 70 millones en fabricar algo que costó 19". Recuerda que la empresa dio beneficios en 2010 (700.000 euros que fueron a reservas obligatorias y voluntarias). "La situación de Barreras es viable si hay un compromiso, si no arreglamos esto en un plazo muy corto comenzará una cascada de regulaciones". Las cosas, dice, comenzaron a ir mal hace unos cuatro años y señala la falta de "rigor y transparencia", de la dirección.
 
"Hemos aprendido la lección, no nos volverá a suceder", reflexiona Viñas como si ya hubiera superado la fase concursal. Pero la lección significa una quita (que las empresas perdonen una parte de la deuda) enorme, que Bruselas autorice esquemas de financiación parecidos al Tax Least y que Pymar, la sociedad de pequeños y medianos astilleros -que hasta ahora avalaba las construcciones-, reactive un fondo de garantías similar al que quiere liquidar. "Confiamos en que en septiembre se resuelva [el TL] pero las negociaciones van despacio. Mientras, intentamos cerrar contratos que no dependan de ese instrumento, como los barcos de pesca, dragas de succión, remolcadores", avanza Viñas.
 
Desde Asime, la asociación que agrupa a la mayoría de las empresas en dificultades, Enrique Mallón recuerda que el fondo de garantías ha dado muy buenos resultados. Sin él o sin un instrumento parecido, levantar cabeza será mucho más difícil.
 
Barreras liquidó deudas con la banca
 
Las cuentas de Barreras correspondientes al año pasado lo reconocían: "El saldo [negativo] que al cierre del ejercicio mantiene la sociedad con sus proveedores por importe de 118 millones sobrepasa el máximo legal previsto en la Ley 15/2010 [de lucha contra la morosidad]". Es decir, las facturas que debían pagarse a 60 días (85 si se considera el periodo transitorio de la norma) se demoraban hasta 120 "y más", según reconocen varios empresarios afectados. Las tres entregas de barcos terminados en el primer semestre redujeron esa cantidad e hicieron desaparecer los 60 millones que vencían con bancos y cajas de ahorros. Cancelar las deudas con la banca justo antes de declarar el concurso de acreedores irritó a muchos empresarios, que pidieron explicaciones al constructor.
 
"La cancelación de la deuda con la banca era inevitable, se lo he explicado a los proveedores y lo han entendido. El contrato de un barco genera una deuda, llamémosle ‘virtual’ que se extingue en el momento de la entrega. Son las refuund guarantee, créditos que se van cancelando cuando se cumplen los hitos del barco. Cualquier efeméride te obliga a emitir garantías de reembolso que se extinguen a su entrega, por eso las cancelaciones de la deuda eran inevitables", explica González Viñas.
 
En la información del Registro Mercantil constan líneas de crédito por importe de 44 millones de euros con el banco Sabadell (12 millones), Novacaixagalicia (27 millones) y otras entidades. También figuran avales de más de 200 millones que fueron cancelados con la entrega de los últimos buques.
Be Sociable, Share!