Manuel Domínguez Segade, secretario de la federación del mar de UGT, recogió ayer en Madrid, de manos del Presidente del Clúster Marítimo Español, Federico Esteve, el premio ‘La Rebotica 2011’ que anualmente otorga la cadena Punto Radio, por hacer posible que la protección sanitaria pública llegue a todos y cada uno de los lugares donde se encuentra un trabajador español de la mar y por haber logrado llevar a este sufrido sector social a la legislación más avanzada de Europa.

El Presidente del Clúster Marítimo Español, Federico Esteve, entregó a Segade el galardón, quién aseguró que “en el sector del mar” los españoles” vamos en vagón preferente”
 
CME, 7 Jun. (Madrid).- El programa radiofónico La Rebotica, actualmente en el dial de Punto Radio cada sábado, de tres a cinco de la tarde, entregó ayer sus galardones anuales durante un acto en el Teatro Reina Victoria de Madrid. Como es habitual desde hace 22 años que está en antena, el espacio de Enrique Beotas distinguió a diversas personalidades de la medicina, la política o el periodismo, entre otros sectores sociales.
 
Los galardones se dividieron en dos grupos. Por un lado, los premios de La Rebotica, que recibieron su correspondiente placa y, por otro, las distinciones como Reboticario de Honor, que obtuvieron un diploma.  Entre los premiados en el primer apartado estuvo Manuel Domínguez-Segade, secretario federal de la Federación del Mar de UGT;
 
Tras recibir el premio de manos del Presidente del Clúster Marítimo Españo, Federico Esteve Jaquotot, en su intervención Segade aseguró que “en el sector del mar” los españoles “vamos en vagón preferente” en cuanto a sanidad se refiere gracias, entre otras cosas a los dos buques-hospital disponibles para todos los marineros y los múltiples centros de atención de que disponen en el litoral.
 
En una entrevista recogida por El Correo Gallego (13.03.2009) bajo el título “Los marineros se merecen dignidad, orden y libertad”, refleja la vida de este marinero. En ella, entre otros aspectos de su vida, se decía: “A Manuel Domínguez Segade nadie le tuvo que contar. Asimiló desde muy niño que la rabia y el dolor no podían ser sentimientos. Aprendió de la vida que el llanto y la desesperación son el permanente tributo de la infinita espera… Supo en hora temprana, de primera mano, que el regreso es a veces inexistente, a veces lacerante, a veces frustrador…
 
El mar y Dios eran las dos únicas latitudes de sus mayores. Agolpadas en el malecón, las gentes de su pueblo cantaban viejas canciones de esperanza… Pero en la Puebla nadie acertaba a decirle a ese niño del 48, el porqué de la resignación de esas mujeres de negro y llanto… Del tañer triste de las campanas que anuncian la desgracia… Presagio siempre de una misa en la que el cura hablará de esperanza, resignación y gloria… Pero él, de muy niño, ya se rebelaba: ¿Por qué no vuelven, madre…? ¿Por qué no vuelven…?” Acabó siendo marinero, pese a ser huérfano del mar.
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