Dos perlas de la flota histórica española se dan cita estos días en Estambul, en el estrecho que separa Asia y Europa: el buque escuela de la Fuerza Naval Juan Sebastián de Elcano y el galeón Andalucía, una réplica de un buque del siglo XVII perteneciente a la Fundación Nao Victoria.
El Juan Sebastián de El Cano y el galeón Andalucía recalaran en la ciudad turca
 
ABC. Estambul, 25 ene.- El bergantín-goleta Elcano regresa a Estambul por vez primera en 60 años, pues el crucero anual para formar a los oficiales de la Armada ha sido acortado de los siete meses habituales a cuatro y, en lugar de la habitual travesía por aguas de América, les llevará por Europa, desde el Mediterráneo al Mar Báltico.
 
"Se debe a que en mayo el buque entrará en unas obras más largas de lo habitual para renovar la parte de popa y la maquinaria", explica el comandante, Manuel de la Puente Mora-Figueroa.
 
La anterior singladura hacia Estambul tuvo lugar en 1951, cuando Turquía ya gozaba de su primer Gobierno democrático, estaba a punto de entrar en la OTAN y había contribuido a la fundación de la ONU y el Consejo de Europa, mientras que España, bajo la dictadura de Franco, aún sufría el aislamiento internacional.
 
"Si estas estancias hablasen", suspira un oficial, consciente de que más de 80 años de historia barnizan las cubiertas del buque.
 
Y prácticamente todo continua igual que en el año de su botadura, 1927. La navegación se realiza a vela, de forma manual, y a los 51 guardiamarinas que se forman como oficiales se les enseña a calcular la posición con la sola ayuda del sextante y los astros celestes.
 
"Hoy día se navega en barcos tecnológicamente tan avanzados que han alejado al hombre de la mar. Por eso éste es el mejor lugar para vivir las inclemencias y los buenos momentos del mar" afirma de la Puente, de una familia descendiente de Magallanes que ha dado nueve generaciones de oficiales a la Armada y tres comandantes al Elcano.
 
El vértigo puede apoderarse de quien vea que las velas son amarradas a mano, para lo que los cadetes deben escalar hasta la punta de los mástiles y trabajar a 50 metros de altura.
 
"Ahora suben protegidos con un arnés, pero en mis tiempos subíamos sin nada", explica el capitán de corbeta Francisco Villegas Cabanas, al referirse al reciente motín en el buque escuela alemán "Gorch Forck" tras la muerte de una marinera al caer desde un mástil.
 
Igual ocurre en el galeón Andalucía, construido en 2010 para participar en la Exposición Universal de Shangai (China) "primando el rigor histórico", explica Miguel Talegón, responsable de prensa de la nave.
 
"Es un lujo navegar como se hacía antes, guiados por el sextante y realizando a mano toda la maniobra de vela. Para recoger la vela mayor, que pesa 1.000 kilos, necesitamos a 15 personas", añade.
 
El Andalucía se encuentra en su viaje de regreso a Cádiz desde el Mar Amarillo, tras haber surcado las aguas de Filipinas, Sri Lanka, Yibuti, el Mar Rojo y el Mediterráneo.
 
Un cuadro de claveles en que se lee "Viva Spain, Viva Turkey" y los pasodobles de la orquesta del barco reciben a los invitados de la recepción oficial en la cubierta del Elcano.
 
"Bienvenidos a territorio español", saluda un oficial, con su uniforme de gala y el sable al cinto.
 
Tras 14 días y 2.000 millas de navegación ininterrumpida desde su partida de Cádiz, la escala en Estambul es el momento para desahogar la sed de tierra.
 
"Pero no solemos tener problemas porque, al contrario que otros buques, este es un destino voluntario. La dedicación y las ganas de trabajar son completas", asegura Villegas.
 
"Es una profesión muy sacrificada pero muy bonita", afirma el guardiamarina Carlos Noval.
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