Los astilleros vuelven a contratar buques tras 20 meses sin pedidos.
Nuevos encargos por importe de 600 millones dan trabajo en las factorías para aguantar hasta el 2012.
En el último trimestre, el sector privado gallego ha incorporado 6 barcos a una cartera valorada en 1.500 millones.
LA VOZ DE GALICIA. 30.08.2010.- Parece que escampa en el naval gallego. Después de 20 meses sin conseguir cerrar ningún pedido nuevo, la industria privada comienza a firmar encargos. El repunte es todavía tímido, con uno o a lo sumo dos contratos por astillero, y no a los precios que se alcanzaron en los años 2006 y 2007, cuando las armadoras hacían cola para encargar sus barcos en Galicia. Pero los seis buques apalabrados por los constructores de la ría de Vigo en los últimos tres meses suponen la entrada de alrededor de 600 millones de euros a una cartera de pedidos que, según confirma Aclunaga (Asociación Clúster del Naval Gallego), está valorada en 1.500 millones de euros.
La cifra está muy por debajo de los 4.000 millones que llegó a sumar la carga contratada en el mejor bienio de la historia de los astilleros gallegos, pero, según Tomás Casquero, gerente de Aclunaga, debería dar más tranquilidad para aguantar al sector sin sobresaltos hasta el 2012. «Hay un repunte indicativo de que el mercado está cambiando. Hace un año no había absolutamente ninguna petición y a día de hoy todos los astilleros están negociando pedidos», afirma Casquero.
Goteo de adjudicaciones
En la nueva carga contratada destaca Construcciones Navales Freire. El Gobierno británico ha adjudicado al astillero vigués la construcción de un buque oceanográfico de proporciones gigantescas para este tipo de embarcaciones, con 98 metros de eslora, y un coste total de 85 millones de euros (unos 75 millones de libras esterlinas). La construcción se iniciará en el año 2011, ya que antes el astillero deberá entregar otros dos oceanográficos, uno para Qatar y otro para Luxemburgo.
Hijos de J. Barreras tiene apalabrada con Naviera Armas la contratación de dos buques ferri. El acuerdo, en fase ya muy avanzada, superará los 200 millones de euros. Aunque Barreras trabaja en varios frentes más, con el objetivo de cerrar al menos otros dos buques antes de final de año, de los 14 que negocia el astillero.
La división de acero del grupo Rodman, especializada durante los últimos años en buques destinados a la industria dedicada a la prospección y extracción de petróleo, cerró antes del verano la construcción para el consorcio norteamericano y holandés McDermott y Ocean Team de un nuevo buque de apoyo a plataformas petrolíferas que acaba de firmar por una suma de cien millones de euros. Su base de operaciones, según han explicado fuentes del comité de empresa, será el golfo de México.
El astillero vigués Cardama, especializado en remolcadores, ha firmado este mismo mes con el Gobierno de Angola un contrato para la construcción de tres barcos de salvamento, por un importe total próximo a los 120 millones de euros.
El grupo Armón, con instalaciones en Asturias, Burela y Vigo tiene también avanzadas las negociaciones con una armadora mexicana para la construcción de tres atuneros, por importe de 20 millones de euros cada uno, además de un buque en Vigo, para el Instituto Español de Oceanografía, pendiente de firma.
Vulcano endereza el rumbo y Factoría Naval de Marín sigue a flote con ayuda de la Xunta
La crisis económica no solo se ha notado en la caída de la contratación en sector naval. Más que las telarañas en la cartera de pedidos, lo que más ha desequilibrado las cuentas del sector ha sido la cancelación de pedidos por parte de armadoras.
Después de meses de incertidumbre, el pasado mes de julio Factorías Vulcano logró vender al armador noruego Rieber Shipping los dos buques sísmicos, para la industria del petróleo, que hace un año fueron cancelados por Petroleum Geo Services (PGS). Los cascos de ambos buques se construyeron en la filial de Vulcano en Gijón, Factorías Juliana, y trasladados a Vigo para su conclusión. La venta se cerró en 108 millones de euros en total, la mitad del precio de los buques (unos cien millones de euros cada uno).
El horizonte de Vulcano se despeja también con su filial asturiana. El pasado 29 de junio, el astillero vigués presentó en el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Oviedo la oferta de compra de los activos de su filial Juliana por parte del grupo naviero Armón. La operación, que cuenta con el respaldo del Principado, permitirá a Factorías Juliana ingresar 16 millones de euros.
Además, el constructor está negociando la contratación de un buque hotel de apoyo a la industria petrolífera de Noruega.
Rescate en Marín
De peor situación empieza a salir a flote Factoría Naval de Marín, que parece haber logrado esquivar la quiebra. Las entidades financieras implicadas en el plan de viabilidad del astillero (Caixanova, Caixa Galicia y Bancaja) han dado ya luz verde al pago del primer plazo de la deuda contraída con auxiliares y proveedores. El rescate ha sido posible gracias a la intervención de la Consellería de Industria, que ha avalado un plan de viabilidad con el aporte de 22 millones de euros a través de diferentes vías de financiación.
Factoría Naval de Marín debía 56 millones a los 390 proveedores, pero el plan de viabilidad firmado entre ambas partes recoge una quita del 33%, es decir, las auxiliares perdonan al astillero 19 millones. El acuerdo entre Factoría y los proveedores divide en tres plazos el pago. El segundo y tercero llegará con las Navidades del 2011 y 2012.
Navantia Ferrol tiene garantías de estabilidad durante dos años
Navantia Ferrol busca nuevos pedidos para dar continuidad a una carga de trabajo que, con los contratos firmados existentes, garantiza estabilidad hasta finales del 2012.
Tras la finalización del megabuque Juan Carlos I para la Marina española, la compañía pública tiene previsto entregar a finales de año la quinta fragata que construye para la Armada de Noruega. A partir de entonces la cartera de pedidos del astillero ferrolano quedará integrada por una fragata ?F-100 y dos buques anfibios para la Marina de Australia.
La compañía pública ve difícil la entrada de nuevos pedidos a corto plazo y deposita sus expectativas en el 2011 como el año del repunte de la contratación. De momento hay tranquilidad, pero el director del astillero Navantia-Ferrol, Esteban García Vilasánchez, manifestó recientemente su preocupación por el riesgo de no lograr ningún contrato a partir del 2013, una vez que se acaben los buques encargados por los australianos.
Navantia cuenta con una plantilla directa formada por 2.500 trabajadores, aunque sus pedidos generan ocupación para más de 3.000 de firmas auxiliares.
Mientras se negocian nuevos pedidos y se agilizan las entregas de la carga contratada, en los anales de la compañía pública quedará ya para siempre el récord de haber construido del megabuque Juan Carlos I, el mayor que ha tenido nunca en su historia la Armada (230 metros de eslora, por 32 de ancho), capaz de transportar una fuerza naval de 900 militares además de sus 250 de dotación. En su construcción, que se ha prolongado durante cinco años, han participado 4.000 personas.
Asia golpea a la industria naval europea en su eje de flotación
Mientras los astilleros gallegos lograban contratar seis nuevos buques, la cartera de pedidos china aumentaba un 420%
Cuentan empresarios de los astilleros gallegos que nunca antes la construcción naval gallega tuvo un nivel tecnológico tan elevado y, sin embargo, nunca antes había resultado tan difícil competir por la adjudicación de un barco.
El problema es que hoy la oferta es global y mucho mayor que la demanda. Por eso cada concurso por la consecución de un pedido se convierte en una oposición a la que concurre la industria naval de los cinco continentes, con dominio absoluto de los asiáticos, y ya no solo en costes. Ahora también venden tecnología y calidad.
Un ejemplo: en el mismo período de tiempo empleado por los astilleros gallegos para conseguir firmar seis nuevos buques (entre enero y julio de este año) los constructores navales chinos han aumentado su cartera de pedidos en un 420%, hasta sumar un valor de 33 millones de toneladas.
En este momento, la cartera de pedidos mundial está en manos de los astilleros asiáticos, en especial de China, de Corea y de Japón, además de algunos otros como Vietnam y Filipinas, todos ellos con importantes apoyos económicos de sus Gobiernos. Su cartera abarca ya todos los tipos de buques y no solo los petroleros, graneleros, mineraleros y portacontenedores, sino también el segmento off-shore, que tanta carga de trabajo ha inyectado en Galicia en los últimos 5 años, tanto para explotación de productos energéticos y sus derivados, como para el apoyo de plataformas eólica.
Los orígenes del problema
Las raíces de esta crisis del naval, según aseguran fuentes del sector, se encuentran en que desde el 2003 al 2008 la construcción naval a nivel mundial disparó sus contrataciones, lo que provocó un incremento de la capacidad productiva, sobre todo en el sudeste asiático y especialmente en China. A esto se suma la crisis financiera, que ha cerrado el grifo de los créditos a los armadores, y a un descenso en la demanda de transporte marítimo.
Sobrevivir en este escenario hostil no va a ser fácil, aunque si algo le sobra a la industria naval gallega es experiencia para superar adversidades y salir reforzada, a pesar de la falta de sensibilidad de la UE para apostar por un sector que, a día de hoy, no considera tan estratégico como la industria del automóvil, sin ir más lejos. «Si Citroën fabricara barcos…», bromeaba hace poco un empresario.
Ante la presión asiática, dice el sector que no hay mejor forma de cerrar contratos que mejorando la productividad y la competitividad e implantando una nueva relación entre los astilleros y la industria auxiliar.
El salto tecnológico de la última década ha convertido a los astilleros de la comunidad en referentes para los segmentos que requieren más innovación, como sísmicos, oceanográficos o ferris. Navieras de todo el mundo han acudido al naval gallego a encargar buques. «El reto está en fidelizar al cliente, competir como el que más y conseguir que sigan viniendo», dicen los empresarios.