La empresa cántabra Tinamenor y el Instituto Español de Oceanografía (IEO) lideran un proyecto para la cría del lenguado en cautividad, cuyos resultados son por el momento esperanzadores ya que la tasa de supervivencia de los alevines ronda el 70%.



Una vez superada la barrera de la mortalidad, las líneas de investigación que se abren a partir de ahora irán encaminadas a cerrar el ciclo de reproducción, es decir, conseguir que lenguados criados en cautividad sean capaces de reproducirse por sí solos, sin necesidad de utilizar ejemplares salvajes.


Este proyecto fue iniciado por en el año 2000 por la investigadora del IEO Olvido Cherengui, con la cría de varios ejemplares salvajes de lenguado procedentes de la zona Surantlántica. Con ellos se obtuvieron las primeras larvas, que se utilizaron para empezar a investigar las variables que afectan a esta especie.


En 2003 se iniciaron los primeros contactos entre el IEO de Santander y la empresa Tinamenor, compañía que comenzó a trabajar en los años setenta en el cultivo de diferentes especies marinas y que actualmente centra su actividad en la producción de semilla de almeja, y de alevines de dorada y de lubina.


Según señala el director de I+D del Grupo Tinamenor, Carlos Mazorra, el lenguado es una especie comercial muy interesante ya que hay mercado paa esta especie y las posibilidades “son muy buenas”. Ahora –dice– hay que ser capaz de conseguir una producción estable.


Espaldarazo

El año pasado, el proyecto recibió un importante espaldarazo gracias a una ayuda concedida por el Plan Regional de I+D+i del gobierno de Cantabria, gestionado por IDICAN, del Grupo Sodercan.


A través de este apoyo se construyó una unidad controlada de cultivo dentro de las instalaciones de la planta de El Bocal, infraestructura “vital” para lograr una alta tasa de supervivencia de los alevines de lenguado obtenidos de huevos fecundados en cautividad.


La sala está equipada con un esterilizador de luz ultravioleta para la desinfección del agua del mar; una batería de filtros para mantener en óptimas condiciones la calidad del agua de los estanques de cría, y una bomba de calor que regula la temperatura para facilitar la supervivencia de los alevines.


Según explica Mazorra, con el lenguado se trabaja por metros cuadrados ya que son peces que viven en el fondo y por tanto no es necesario tener estanques con una columna de agua muy grande. Lo importante –añade– es que esa agua tenga una excelente calidad, y eso se ha conseguido gracias al apoyo de IDICAN.


Con esta nueva unidad, el IEO de Santander va a poder realizar la validación y transferencia de las técnicas de cultivo de lenguado a nivel preindustrial. Se trata de crear un método de cultivo que en un futuro pueda ser escalable a nivel empresarial.


[Europa Press, 19/11/09].

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