En sólo once años, la empresa Baleària ha pasado de ser una modesta naviera a liderar el tráfico marítimo de Baleares, alcanzar el segundo puesto en el transporte de pasajeros en España y competir en el Estrecho de Gibraltar. Ahora renueva su flota para ajustarla a una demanda en crisis.



Baleària comenzó a operar en julio de 1998 impulsada por un grupo de antiguos ejecutivos, capitanes y oficiales de la antigua naviera Flebasa. La nueva compañía comenzaba su travesía con un capital social de 600.000 euros, 200 trabajadores, tres barcos y una facturación que rondaba los ocho millones de euros. Le han bastado once años para hacerse con el segundo puesto del mercado marítimo de pasajeros en España, el liderazgo en el tráfico de Baleares y una posición consolidada en el Estrecho de Gibraltar. El año pasado facturó 215 millones de euros, informa Cinco Días.


Los responsables de Baleària, liderados por el presidente y fundador Adolfo Utor, sostienen que este fuerte crecimiento ha sido posible gracias a una mejor explotación de rutas y la apertura de nuevos segmentos de mercado. Una de las primeras medidas estratégicas fue la mejora de las rutas interinsulares, al considerar que estaban desatendidas, intensificando los servicios. También se cambió el diseño de rutas, empezando a operar en puertos como los de Dènia y Sant Antoni, frente a los más tradicionales de Valencia e Ibiza, para acortar trayectos.


La apuesta de Baleària a principios de siglo por la alta velocidad de los fastferries le permitió ofrecer un servicio en competencia con el transporte aéreo para determinados trayectos, más aún desde septiembre de 2001 por las complicaciones que atravesó por entonces el sector aeronáutico. Todo ello situó a la compañía en la posición ideal para aprovechar el aumento de tráfico marítimo que se ha producido en los últimos años. En las islas Baleares se ha pasado de los 1,5 millones de pasajeros transportados en el año 2000 a los 5 millones en 2008.


La incorporación de nuevo capital en 2003 a través de la integración de la naviera de Abel Matutes, Umafisa, y la posterior adquisición de Buquebús permitieron a Baleària aumentar su flota, las líneas explotadas y las instalaciones, principalmente en el Estrecho de Gibraltar, uno de los objetivos que perseguía desde hacía tiempo.


Pero Baleària no está al margen de las dificultades económicas actuales y el año pasado cerró por primera vez un ejercicio con pérdidas. Ha parado sus proyectos de expansión inmediatos, pero mantiene un plan de renovación de su flota con un nuevo tipo de buques que le permita adaptarse a la demanda y estimularla.


Baleària se propuso esto en el bienio 2009-2010. Con una inversión cercana a los 350 millones de euros, la compañía acabará este periodo habiendo puesto en servicio cuatro nuevos buques de última generación que le permitirán la renovación de la flota, consolidar las nuevas rutas y ofrecer más servicios.


La apuesta estratégica se ha convertido ahora en crucial para afrontar la situación de crisis y la consecuente caída de la demanda. El tiempo de navegación será más largo para la misma ruta, pero se pretende ofrecer al pasajero más confortabilidad a bordo y un precio más asequible gracias al ahorro de combustible.


No se trata, además, de cuatro naves cualesquiera. Construidas en los Astilleros Barreras de Vigo, pretenden ser la punta de lanza de un nuevo concepto de ferry para ofrecer más prestaciones a bordo, con una velocidad intermedia de 22 nudos entre las embarcaciones convencionales y los fastferries y, al mismo tiempo, más sostenible desde el punto de vista energético con el consecuente ahorro de carburante.


La introducción de programas de I+D+i en los proyectos de Baleària busca que la aplicación de la tecnología a la navegación le permita ofrecer mejores servicios a precios más ajustados, una vez que pueda hacer lo mismo con los costes.


El primero en empezar a navegar con este nuevo concepto de ferry fue el Martín i Soler, convertido en la actual joya de la corona de la naviera. Desde el pasado mes de enero opera en la línea Valencia-Ibiza-Palma y, con una capacidad para 1.200 personas, es el mayor de la flota de Baleària. El segundo de esta serie de cuatro barcos, Passió por Formentera, se debería haber botado en marzo para comenzar a unir regularmente la ciudad de Dènia con la menor de las islas Pitiusas a partir de junio. Distintos problemas en su construcción han retrasado su lanzamiento al agua para finales de año.


 


Proyectos


Para el último trimestre también se espera la botadura del SF Alhucemas, que realizará los tráficos entre los puertos de Mahón e Ibiza y la Península. Finalmente, Baleària prevé acabar esta operación de renovación de la flota con la botadura en 2010 del ferry Abel Matutes, que se convertirá entonces en el de mayores dimensiones con una eslora de 190 metros y una capacidad en la bodega para 2.300 metros lineales.


Al margen de su disponibilidad para el transporte de carga, Baleària pretende introducir con estos transbordadores un nuevo concepto de producto para el transporte marítimo, en el que el desplazamiento en barco sea ya la primera parte de los viajes vacacionales y las rutas entre las islas y la Península, intensificando la densidad de la experiencia del viaje, la calidad, la comodidad y los servicios a bordo

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