José Esteban Pérez, presidente de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos

Madrid, 5 de febrero de 2009


“Es previsible una sequía de contratación en 2009 y 2010, al menos en los grandes segmentos de petroleros, bulkcarries y portacontenedores”, declara el Presidente de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos. “No hay que engañarse. Si la industria mundial del automóvil se contrae, sobrarán buques car-carrier; si el consumo se retrae, el tráfico de contenedores disminuye; si el petróleo sigue en precios mínimos, la industria offshore sufrirá también; si el crecimiento industrial se ralentiza, la demanda de graneles secos, mineral y carbón caerá; si la gente ve reducido su poder adquisitivo, se apretará el cinturón en sus gastos para el ocio, y el negocio de los cruceros se resentirá”, opina José Esteban Pérez.


A su juicio, el año 2007 ha llevado al negocio marítimo a su más brillante cima. La cartera de pedidos, ante esa situación de bonanza, se ha inflado por encima de lo que racionalmente se podía absorber. “En cuanto ha llegado la crisis financiera, se ha estrangulado el crédito y puesto en dificultades a todo el mundo”.


En palabras del presidente de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos, esta situación viene provocada porque han nacido astilleros como setas en China, Corea y en lugares de la fachada Asia-Pacífico como Filipinas o Vietnam. De la misma manera, se han firmado contratos especulativos por parte de algunos armadores con astilleros nuevos que prácticamente requerían de los “down payments” de los contratos para poder comenzar su actividad. “De repente llega la crisis financiera y se estrangula el crédito en todo el mundo, por lo que empiezan los problemas. Y es que todo lo que sube baja, o lo que es lo mismo, el crecimiento generalizado y continuo no dura eternamente”, según José Esteban Pérez.


En estas condiciones, en opinión del Presidente de AINE, el esfuerzo español debería centrarse en impulsar más industrias como las marítimas, “apostando por la competitividad, invirtiendo en tecnología, eliminando dependencias, fomentando la investigación, el desarrollo y la innovación”. Para ser competitivos, especialmente en el sector mercante, y poder aguantar la que se avecina, los astilleros deben ser menos dependientes tecnológicamente del exterior. “Este esfuerzo no deben hacerlo los astilleros solos, sino que deben ser acompañados por medidas de política industrial general que faciliten la flexibilidad frente al mercado y el mantenimiento de la competitividad. Hay que resaltar que España construye buques civiles y militares de elevada tecnología, menos afectados directamente por la crisis y que la actividad repercute favorablemente en nuestra balanza nacional”, concluyó José Esteban Pérez. 


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