El óxido de cobre es un componente clave en la mayoría de revestimientos antiincrustantes, reconocido por su capacidad para proporcionar el mejor equilibrio entre el rendimiento de las embarcaciones y la protección del medio ambiente. Mantener el casco limpio de incrustaciones es clave para la seguridad y la eficiencia de las embarcaciones. En este proceso, el óxido de cobre juega un papel fundamental en cuanto a minimizar la resistencia de fricción, reduciendo así la pérdida de velocidad, el consumo de combustible, las emisiones contaminantes y la propagación de especies marinas invasoras que puedan comprometer el rendimiento.
Asimismo, el óxido de cobre está presente de forma natural en el agua del mar y es un elemento esencial para todos los organismos vivos.
La Unión Europea, tras una extensa investigación, ha aprobado su uso en el antifouling hasta el 2026.
Fuente: Revista Ingeniería Naval
La UE aprueba el uso del óxido de cobre en los recubrimientos antiincrustantes