NAUCHERglobal.- Los accidentes marítimos son noticia el día que suceden y un periodo posterior que varía en función del tipo de siniestro. Si han causado muertos de nacionalidad europea o norteamericana, la noticia puede durar entre tres y cinco días, algo más si el buque accidentado se ha ido a pique y era de buen tamaño; si los muertos son asiáticos, africanos o sudamericanos, la noticia se apaga en dos o tres días.

Si no hay víctimas mortales y el accidente causa una marea negra, entonces la atención informativa multiplica su atención. Como dijo un alto dirigente de la ITF, la opinión pública se conmueve el tiempo que haga falta ante un pájaro impregnado de petróleo; ante unos tripulantes fallecidos el interés de los medios decae en dos telediarios.

Hablemos de la colisión entre el mercante ruso MIDVOLGA-2 y el pesquero de arrastre EL FAIRELL, que tuvo lugar el pasado día 20 de marzo con la consecuencia de dos tripulantes fallecidos y el pesquero destrozado y hundido. Sabemos que un juzgado de instrucción ha iniciado el procedimiento por la vía penal y ha imputado a un tripulante del mercante ruso la comisión de un delito por imprudencia con resultado de muerte, imponiéndole una fianza para evitar el ingreso en prisión. La caución ha sido pagada, pero el tripulante no podrá regresar a su país pues le han retirado el pasaporte. Mal asunto.

Sabemos también que la Capitanía Marítima de Barcelona tiene abierto un expediente sancionador contra el buque ruso, al que amenaza con una multa de órdago. Es decir, ya han decidido que el único culpable del siniestro ha sido el buque ruso. Estamos asistiendo a uno de esos espectáculos, tipo PRESTIGE, en el que se pisotea la verdad, se falsean los hechos y se carga el muerto al extranjero. Un proceder que ya conocemos y que obedece al menos a dos defectos: a la ignorancia manifiesta de quienes han de decidir desde la Administración, incluida la Administración de Justicia; y al chovinismo indecoroso de quienes callan para no perjudicar los intereses dizque nacionales.

Habrá que confiar en la honradez y profesionalidad de la Ciaim, aunque nos cueste, para saber los detalles del accidente. Con los datos conocidos, el rumbo y velocidad de los dos barcos en los minutos previos a la colisión, podemos afirmar sin duda que ambos barcos son responsables del siniestro. Tanto si el patrón del pesquero estaba en el puente, como ha declarado, como si estaba en la cubierta echando una mano, como se infiere de la propia colisión, le hubieran bastado unos segundos para esquivar al mercante. Una maniobra a la que estaba obligado sin duda alguna por el Reglamento para Prevenir Abordajes en la Mar.

Los datos del AIS atribuirían al mercante una parte mayor de responsabilidad, pero en ningún caso la totalidad. Proteger al pesquero, por ignorancia o chovinismo, nos lleva a negarnos a arreglar los problemas de seguridad marítima que provocan las malas prácticas de navegación de los pesqueros de arrastre. Y, peor todavía, nos condena a la injusticia de cargar sobre un marino todo el peso de la ley. Una injusticia flagrante.

Es cierto que hay dos personas fallecidas, pero aun así llevar el accidente a la jurisdicción penal constituye un grave error. Los marinos del MIDVOLGA-2 y los pescadores de EL FAIRELL no son delincuentes. La jurisdicción penal es lenta, tediosa y, por lo que está en juego, tremendamente garantista. Y su misión es juzgar un delito para castigar al culpable o los culpables con penas de privación de libertad, multas y pérdida de otros derechos. Todas las experiencias, la última la de Apóstolos Mangouras, capitán del PRESTIGE, han resultado un espectáculo lamentable, oneroso e inútil. Las familias de los fallecidos han de ser indemnizadas y los propietarios y tripulante del pesquero han de recuperar lo que han perdido. Quién paga y cómo se reparte la deuda es lo que hay que determinar. Todo ello se resuelve mucho mejor mediante un arbitraje -en mi opinión, la mejor opción- o mediante un proceso civil en manos de los litigantes. Un proceso muchísimo más ágil y rápido.

En cuanto a la investigación técnica del siniestro, que está en marcha por técnicos de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, habrá que confiar que den respuesta clara y rigurosa a los muchos interrogantes que todavía colean. ¿Qué pasó en el puente del mercante para explicar por qué no vieron al pesquero? ¿Qué paso en el pesquero para no esquivar al mercante a la vista de que éste no maniobraba para evitar la colisión? ¿A qué obedecía el rumbo del pesquero y su cambio de velocidad pocos minutos antes de la colisión?

Podemos perder la dignidad y cargar sobre el mercante ruso la culpa total del accidente, una barbaridad que no tiene en cuenta las reglas del COLREG/RIPA y que cubre con un velo de vergüenza las verdades y hechos que no encajen en esa historia. Pero ya tendríamos que saber que con ese proceder nos estamos pegando un tiro en el pie.

Fuente: NAUCHERglobal
http://www.naucher.com/es/actualidad/pretenden-cargar-sobre-el-mercante-ruso-la-responsabilidad-total-del-accidente/_n:6225/

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