LA VOZ.- Operadoras de las principales terminales cifran en 105 millones las pérdidas por el ritmo de trabajo lento

La cadencia de la melodía que Gobierno y sindicatos se están marcando a cuenta del real decreto de liberación de la estiba ha hecho que la amenaza de huelga se baile en los puertos a ritmo lento. Quizá ese compás no se oiga mucho en las terminales gallegas, que no son precisamente las de mayor tráfico de contenedores -carga que supone el 51% de la mercancía movida por los estibadores-, pero en puertos como Algeciras o Valencia, Málaga y Barcelona, la música lenta se escucha a todo trapo.

Según un informe elaborado por Puertos del Estado para el Ministerio de Fomento, con datos facilitados por empresas que gestionan terminales de carga, la actividad portuaria en las dársenas con mayor volumen de movimiento ha caído en torno a un 30%. Y eso que desde principios de febrero la huelga solo es una amenaza latente que todavía no ha llegado a materializarse en ninguna de las jornadas para las que estaba anunciada.

Esas fuentes que han facilitado datos para que el gabinete de De la Serna ponga cifras al desastre que está provocando la paralización de una reforma que reclama Europa a través de su Tribunal de Justicia, señalan que entre el 7 y el 28 de febrero fueron desviados a otros puertos 25 barcos que tenían como destino Algeciras. A esos hay que sumar, según las empresas, otros 17 que no llegaron a atracar en los muelles de Valencia, tal y como tenían previsto en un principio.

En definitiva, el estudio que maneja Fomento calcula que en esas tres semanas en las que se ha bailado a ritmo de aplazamientos encadenados en aras de un acuerdo que no acaba de llegar, las pérdidas suman más de 105 millones de euros, a razón de casi cinco millones por día.

En Algeciras no sobra nadie

De haberse mantenido esa situación, diez días después la factura habría aumentado en 50 millones de euros. No obstante, desde Puertos del Estado, donde sí dan por buena la cifra de 105 millones, no se atreven a verifica esta última. Más que nada porque en Algeciras, la concesionaria de la terminal, Maersk, ha manifestado abiertamente su disposición a subrogar a todos los trabajadores. No le sobra ninguno. Y eso podría haber hecho cambiar la disposición de los estibadores.

Con todo, no será hasta finales de marzo, con las estadísticas de febrero en la mano, cuando se podrá determinar el verdadero impacto económico que han tenido las amenazas de huelga y los ritmos lentos de trabajo. También se podrá comprobar entonces si los sospechados desvíos han sido hacia terceros países o han tenido por destino alternativo dársenas nacionales menos afectadas por la crispación de la estiba.

Ese ritmo lento o huelga encubierta que detectan tanto Puertos del Estado como Fomento tiene otra nomenclatura en boca de los sindicatos. La parte social no niega que en terminales como la de Algeciras o la de Valencia haya caído la actividad, pero rechazan de plano que haya una huelga encubierta. Simplemente «se ha dejado el destajo, porque los estibadores trabajan y cobran por su trabajo a destajo», explica Ernesto Gómez, representante de la estiba de Comisiones Obreras. Han dejado de «doblar turno, de acudir en fines de semana, de rematando… Es decir, cubriendo sus turno y no acudiendo como voluntarios», añade. Pero de eso a huelga encubierta o, sobre todo, vandalismo, media un buen trecho.

Y ese mismo informe de Fomento, en manos de la parte social, sirve para argumentar la necesidad de llegar a un pacto que satisfaga a todos: «Pagar la multa con la que amenaza Bruselas, de 137.000 euros por día, costaría al erario público 48,9 millones de euros al año, cuando según Puertos del Estado, que tiene más elementos de juicio que nosotros, dice que esas tres semanas, en las que no se ha trabajado a destajo, han salido por 105 millones… Sin comentarios», argumenta Gómez.

Los apenas 200 estibadores de Galicia, frente a los 1.800 que tiene Algeciras

Aunque no están al margen del conflicto, los efectos de la amenaza de huelga de la estiba no se están sintiendo en Galicia con la misma intensidad que en el sureste español. Se comprende perfectamente al analizar el impacto que el real decreto ley de liberalización del servicio tiene en esta esquina de la península. Los cinco puerto de interés general del Estado en Galicia apenas suman 200 estibadores de los 6.150 que hay en España. Vigo, con 110, es el que más operarios de este servicio tiene. Hay que multiplicar esa cifra por 16 para aproximarse a los que tiene en su listado la Sagep (Sociedad Anónima de Gestión Portuaria) de Algeciras: 1.800. Claro que esas 3.600 manos se necesitan para mover 4.381.521 TEUS -los que el año pasado tuvo en tránsito ese puerto- y en los cinco gallegos apenas se estibaron 16.000.

Movimientos

Ocurre algo similar con el resto de las mercancías que requieren servicio de estiba. Bahía de Algeciras, a la cabeza de los 28 puertos de interés del Estado, recibió en total 102.852.944 toneladas de mercancías el año pasado. Esto es, algo más del triple de las que en el mismo período se descargaron en A Coruña, Ferrol-San Cibrao, Marín-Ría de Pontevedra, Vigo y Vilagarcía. En esas cinco dársenas, el total suma 34 millones de toneladas movidas.

Según las estadísticas de Puertos del Estado, en enero, justo antes de que la presentación del real decreto detonase el conflicto con la estiba, el movimiento portuario iba viento en popa. Por esas fechas, el tráfico general había crecido un 6 % en el conjunto del país España.

Fuente: LA VOZ
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/maritima/2017/03/12/coste-baile-aplazamientos/0003_201703G12P35991.htm

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