NAUCHERglobal.- El gobierno de España ha planteado una reforma sobre el sector de la estiba, presionado por la sentencia europea que nos obliga a cumplir el artículo 49 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que prohíbe las restricciones a la libertad de establecimiento de los nacionales de un Estado miembro en el territorio de otro Estado miembro.

La reforma propuesta por el gobierno pretende liberalizar el sector y acabar con las Sociedades Anónimas de Gestión de Estibadores Portuarios (SAGEP). Las negociaciones están complicadas, los estibadores defienden su actual situación y el gobierno debe actuar rápido por las exigencias de Bruselas, que ya está penalizando a España por el incumplimiento de la resolución judicial.

1. El aviso de huelga

A consecuencia de la reforma, se ha anunciado una huelga de estibadores a nivel nacional para los días 20, 22 y 24 de febrero desde las 08:00 am hasta las 08:00 del día siguiente. Durante estos días, se pretende trabajar en horas alternas en el puerto de manera que no se paralice completamente la actividad.

Están todas las compañías navieras y agentes expectantes a las negociaciones, por si con suerte, la huelga acabara por desconvocarse previamente a la convocatoria, al alcanzarse un acuerdo satisfactorio para todas las partes.

2. Consecuencias potenciales de la huelga para exportadores e importadores

La huelga incide de lleno en el comercio internacional de España con otros países, y de ahí su repercusión en los medios.

A priori, con este escenario, lo que se advierte tanto a los exportadores como a los importadores, es que hay riesgo de que se retrasen los contenedores que provienen desde los puertos a los almacenes para carga y descarga.

Como los trabajos en el puerto irán mucho más lentos debido a la reducción de recursos de estiba, los buques tardarán más en ser cargados o descargados, y es probable que retrasen sus fechas de salida o de entrada a puerto (ETA).

Obviamente, en cuanto al exportador, aquellos barcos que salgan con retraso desde puerto nacional, generalmente no recuperarán durante su tránsito el tiempo perdido, por lo que automáticamente, su fecha de llegada a destino, ETA, quedará igualmente retrasada con el impacto negativo que esto pueda suponer en la planificación de las entregas y las penalizaciones que los exportadores puedan sufrir de sus clientes, máxime aún si hay un coste de oportunidad perdido.

Pero, si la huelga se extendiera más allá de lo previsto, lo que más puede preocupar al exportador es que las navieras no esperen y la carga se acabe quedando retenida en puerto español, demorando aún más su salida en otro barco posterior, o peor aún, en otra ruta. La falta de seguridad en la entrega o la sensación de verse en manos de un tercero, puede generar incertidumbre en los mercados, de modo que prefieran pagar más por soluciones más certeras.

Para el importador, quizá el miedo sea que se lleguen a descargar sus bienes en otro puerto, porque el armador así lo considere.

Es decir, se corre el peligro de que los buques decidan suspender sus escalas en España. De hecho, para ciertos destinos, ya se han informado de barcos que no van a escalar porque no pueden arriesgarse a tener atracados los mismos, con el coste operativo que les supone.

Todo irá dependiendo de si finalmente la huelga se convoca (los transportistas dicen que hay que esperar al día 15 de febrero para ver cómo se desarrollan los últimos encuentros), y si al final, procede, habrá que ver el desarrollo de la huelga. Cuánta más comprensión haya por todas las partes, y más flexibilidad en permitir una operativa medianamente ágil, el impacto en exportadores o importadores serán menor.

Si la huelga se prolongara o acentuara, podría haber una situación crítica de paralización del país. Las personas que negocian deben tener la capacidad de comprender todas las situaciones y su envergadura para no poner en riesgo el comercio internacional por el que España lleva tanto tiempo pujando.

3. Situación actual

De hecho, los transportistas, llevan desde el 6 de febrero, informando de que el ritmo de trabajo en las terminales portuarias se está ralentizando, generándose así complicaciones en sus accesos, es decir, colas en la carga y descarga de las terminales. La propia terminal BEST (Barcelona East South Terminal), según he leído, estuvo cerrada el lunes durante una hora por seguridad. En definitiva, los transportistas están colapsados porque las terminales no les descargan los contenedores llenos de mercancías ni les cargan los contenedores vacíos.

Además, de convocarse la huelga, los transportistas no son proclives a trabajar de esta manera alterna ya que, debido a las colas que ya han empezado a ocasionarse en las terminales, el volumen de trabajo acumulado resulta difícil de absorber y les obligaría a trabajar fuera de horario.

4. Soluciones

Se habla de embarcar las mercancías en puertos extranjeros cercanos, de Francia o Portugal, pero salvo en caso excepcional, habría un sobrecoste del que hacerse cargo, y en principio, se pretenderá evitar. Parte de la complicación de salir por puertos extranjeros es que habría que emplear los equipos de esos países y no los nacionales, por eso los costes serían elevados. En cualquier caso, estaríamos perdiendo negocio nacional, lo cual es una lástima, especialmente si al final hay que implantarlo a gran escala, porque las negociaciones no se resuelvan rápido.

También se habla de cargar por transporte aéreo, u otro modo, aquello que no pueda depender de una fecha de llegada a merced de otras manos, y a expensas del progreso de una negociación que a priori podría ser complicada, por el gran conflicto de intereses en torno a ella.

Fuente: NAUCHERglobal
http://www.naucher.com/es/actualidad/como-puede-afectar-la-huelga-de-los-estibadores-a-exportadores-e-importadores/_n:5977/

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