CANARIAS7. Un estudio arqueológico de Las Canteras realizado por la empresa Tibicena para el Cabildo de Gran Canaria saca a flote parte del patrimonio subacuático de Las Canteras, cuando la playa no era un lugar de baño sino un muelle desde el que partían los barcos hacia América y otras Islas. En aquella época, Las Canteras era el puerto del Arrecife.

Hay bajo las olas tranquilas de Las Canteras, al abrigo de La Barra, un patrimonio histórico aún por descubrir. Cuando en 2012, en La Puntilla, aparecieron  fragmentos cerámicos, sílex y algunos elementos metálicos, se planteó la necesidad de realizar una prospección arqueológica de la playa cuyos resultados verán la luz el próximo miércoles en una conferencia que tendrá lugar en la Real Sociedad Económica de Amigos del País y que será impartida por José Guillén, uno de los directores de la investigación.

En esta conferencia  se presentarán los resultados preliminares de esta intervención, que supone el primer paso para el estudio arqueológico sistemático y la valorización del patrimonio cultural sumergido de Las Canteras.

Porque la playa no tuvo siempre el uso actual. En el informe que Tibicena entregó al Cabildo a fines de 2015 se recuerda que «hasta bien entrado el siglo XIX» la bahía fue conocida como El Arrecife o Puerto del Arrecife porque las aguas interiores de La Barra eran utilizadas como fondeadero desde el siglo XVI. Pero también como carenero para la reparación de buques, en especial el área que va desde La Puntilla hasta Playa Chica.
«Es una zona con una gran potencialidad arqueológica», explicó Guillén, no sólo por los restos encontrados -cerámicas, piedras de sílex, metales o yescas- sino también por «las referencias bibliográficas que atestiguan la enorme actividad desarrollada en la zona».

De hecho, hay constancia de tres naufragios:dos barcos canarios -uno procedente de Garachico y otro de origen desconocido- y una fragata francesa que en 1797 huía de tres navíos ingleses. Sin embargo, en la prospección arqueológica que encargó el Cabildo de Gran Canaria no se encontraron restos de estos naufragios. «Era peligroso entrar, como denotan estos accidentes», dijo José Guillén, «los barcos que lo lograban tenían un peso máximo de 200 toneladas, que aprovechaban ciertos pasos de La Barra en busca de refugio».

El análisis también recuperó el cable de telégrafos con la Península, piedras para pilas para destilar agua y algunas viejas estructuras de la compañía Cícer.

 

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=416314

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