Esta misión, anunciada antes de los atentados de París, está tomando una dimensión extraordinaria. “Nuestro objetivo es ampliar y continuar la lucha contra Daesh. Lucharemos contra esta organización criminal como parte de la legítima defensa colectiva”, manifestó el portavoz del gobierno francés, Stéphane Le Foll.
El portaaviones Charles de Gaulle, un buque de propulsión nuclear que es el único portaaviones de la Marina Nationale francesa, ha estado atracado en Toulon desde la primavera para la realización de obras de mantenimiento. Esta inmovilización se realizó con posterioridad a su despliegue de dos meses, desde el 23 de febrero hasta mediados de abril, apoyando las operaciones de la coalición internacional contra el Estado Islámico en Irak.
Francia ha aprobado este lunes una directiva que inaugura una nueva etapa en la guerra contra el grupo terrorista Estado Islámico en Irak y Siria. El portaaviones nuclear Charles de Gaulle ha estado integrado en la operación Chammal, en la que participan 3.500 militares franceses. La decisión de enviar el único portaaviones francés fue objeto de intenso debate desde septiembre en los círculos políticos y militares del país galo.
Esos mismos círculos destacaron que el uso de un portaaviones es a menudo una garantía de rapidez y eficiencia en el desarrollo de las operaciones internacionales. Por mar, es más fácil la aproximación a los objetivos militares, a la vez que se evita utilizar bases aéreas en países distantes de la zona de combate. De hecho, Francia ha utilizado hasta la fecha la base aérea de Al-Dhafra (Emiratos Árabes Unidos) y la de Azraq, en Jordania, para sus nueve aviones Rafale y los seis Mirage 2000D. Al utilizar el Golfo Pérsico, a 200 kilómetros al norte de Bahrein, el portaaviones reduce a la mitad el tiempo de vuelo de las aeronaves para llegar a sus zonas de operaciones.
El Charles de Gaulle tiene capacidad para cuarenta aviones de combate capaces de realizar varias misiones aéreas al día. Entre las aeronaves que conforman la dotación aérea que se dirige a la zona están incluidos doce aviones de combate Rafale, nueve Super Etendard modernizados, los aviones de control aéreo Hawkeye y el helicóptero de rescate Dauphin Pedro. El dispositivo aeronaval tiene una autonomía de cuarenta días de operaciones a pleno rendimiento.
El Charles de Gaulle pasará varias semanas en el Golfo Pérsico para, a continuación, proseguir con su misión de cinco meses que le llevará hasta la India. El portaaviones forma parte de la estructura militar de la coalición internacional de 32 países que luchan contra el Estado Islámico.
Esta operación es esencialmente una campaña de bombardeos contra el grupo Estado Islámico. Por lo tanto, en principio, excluye el envío de combatientes sobre el terreno. Los ataques aéreos están dirigidos a la destrucción de los depósitos de municiones, vehículos o pozos de petróleo que proporcionan a los yihadistas suculentas ganancias. Desde mediados de septiembre de 2014, los aviones de combate franceses han llevado a cabo un centenar de campañas de vuelos de reconocimiento y ataques en los cielos de Irak. En ek seno de esta coalición internacional en lucha contra el EI, Francia es uno de los que más contribuye, aunque muy por detrás de Estados Unidos. A diferencia de este país, que interviene en Irak y en Siria, el ejército galo únicamente lo hace en Irak, porque París estima que un compromiso en Siria podría reforzar el régimen de Bachar al Assad ante los rebeldes y los islamistas.
Francia justifica en envío del dispositivo naval en dos razones principales. En primer lugar, el despliegue del portaaviones es una acción de envergadura reservada para las grandes operaciones militares. Ello es debido a que el Charles de Gaulle no actúa como una unidad independiente, sino que con él navegan su escolta de fragatas de defensa aérea y de guerra antisubmarina, un buque cisterna y un submarino nuclear de ataque, formando una flotilla de combate que embarca a más de 2.700 marineros. Este dispositivo tiene un costo financiero y humano muy alto, lo cual complica la ejecución de unos presupuestos en una situación económica difícil. De hecho, además de los 3.500 soldados movilizados para esta operación, hay que añadir a los 3.500 soldados franceses que participan en la Operación Barkhane en África, y el ejército movilizó a 10.000 en Francia desde los atentados del mes de enero. Esta sola operación Centinela cuesta un millón de euros al día, según comunicó el pasado febrero el ministro de Defensa francés.
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