El Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea alcanzó ayer en Luxemburgo un acuerdo general para el plan plurianual de gestión del bacalao, arenque y espadín en el mar Báltico con la abstención de España y Francia. Aunque ninguno tiene especial interés en la pesca de estas especies en dicha región, ambos países alertaron del nefasto precedente que puede suponer el acuerdo para futuros planes que sí puedan afectar a la flota española y francesa.
El temor de la ministra Isabel García Tejerina es que el esquema del acuerdo de ayer se repita y los Estados miembro se vean en adelante en la obligación de negociar con la Eurocámara los criterios para la fijación de los totales admisibles de captura (TAC) y cuotas en otras zonas de pesca donde España sí puede tener interés comercial. Tejerina aseguró ayer que su oposición a codecidir con el Parlamento Europeo (PE) no se debe a que la institución sea más cuidadosa con las cuestiones medioambientales, sino por una «cuestión de principios y defensa de las competencias del Consejo». Y para despejar dudas sobre los beneficios de que sean los propios Estados miembro los que fijen las posibilidades de captura aseguró que «la gestión pesquera de España es un ejemplo clarísimo de hacer una política que tenga como prioridad la sostenibilidad (?) Un esfuerzo reconocido a todos los niveles», aseguró antes del encuentro con sus homólogos, a los que propuso enviar el acuerdo al Parlamento pero no tomar ninguna decisión sobre el plan hasta que el Tribunal de Justicia de la UE se pronuncie sobre las competencias del Consejo y la Eurocámara en torno al plan del bacalao en el mar del Norte.
Urgencia de los bálticos
La propuesta naufragó por la urgencia de los países bálticos, que quieren poner en marcha cuanto antes el plan que aún deberá negociarse en las próximas semanas con la Eurocámara. El comisario de Pesca, Karmenu Vella, elogió el acuerdo alcanzado y celebró que las «cuestiones de fondo» finalmente se hubiesen impuesto a las «cuestiones horizontales», ya que las reticencias aparentemente jurídicas de países como España amenazaban con bloquear el primer plan plurianual que se aprueba bajo el paraguas de la nueva política común de pesca (PCP): «Es un plan muy importante para nosotros basado en las recomendaciones científicas y decidido a nivel regional. Garantiza la flexibilidad suficiente para enfrentarse a los nuevos cambios en el terreno», aseguró Vella. El maltés trató de calmar los ánimos de las delegaciones que se opusieron ayer frontalmente a ceder competencias a la Eurocámara y aseguró que este plan no sentará las bases para otras negociaciones.
