Sin embargo, en los últimos años, buena parte de esa carga se ha estado moviendo por el puerto de Cartagena, en la costa atlántica.
La falta de profundidad del canal que da acceso a la bahía donde están los muelles, la limitada capacidad instalada y otras deficiencias de infraestructura impedían la llegada de barcos de gran calado. Precisamente el tipo de problemas a los que le gusta enfrentarse a TCB, grupo catalán dedicado al diseño, construcción, gestión y explotación de terminales de contenedores en todo el mundo.
En 2010, la compañía recibió el encargo del Gobierno colombiano de construir la nueva terminal de contenedores de Buenaventura.
La obra, de cuya operación se ocupará durante 30 años, forma parte de un ambicioso plan de mejoras puesto en marcha por las autoridades del país para evitar que el puerto siga perdiendo competitividad frente a otros del Pacífico Sur como El Callao (Perú), Balboa (Panamá), Valparaíso y San Antonio (Chile).
“El mayor problema de Buenaventura es que es un sitio de difícil acceso, donde no es fácil trabajar. Ahí hemos construido una terminal totalmente sobre el mar, levantada sobre pilotes. Eso requiere de una tecnología y capacidad de diseño muy altas. Muchas otras compañías se echaron para atrás porque el riesgo era muy grande. Nosotros lo hemos conseguido y ha sido un éxito”, cuenta Xavier Soucheiron, consejero delegado de TCB.
El grupo entregó la primera fase del proyecto en mayo de 2011, tras una inversión de casi 300 millones de dólares. El canal de acceso tiene ahora una profundidad de 14 metros, suficiente para recibir buques Post Panamax (más anchos que los que cruzan el Canal de Panamá y, por ello, capaces de transportar una mayor cantidad de contenedores a menor coste).
Además, cuenta con un muelle de 440 metros de longitud que permite el atraque simultáneo de dos barcos, 19 hectáreas de explanada para el almacenamiento de contenedores y tres grúas pórtico del tipo Post Panamax.
La nueva terminal puede atender 300.000 contenedores al año, pero cuando la segunda fase esté concluida, podrá mover hasta 600.000 contenedores, el doble de la capacidad actual. Esta ampliación, cuyas obras empezaron en julio de 2012, supondrá para TCB una inversión extra de 150 millones de dólares. “Esperamos que todo el proyecto esté acabado a finales de este año”, precisa Soucheiron.
Por lo pronto, carga que se había estado desviando a Cartagena está volviendo a dirigirse a Buenaventura, con los consecuentes ahorros de tiempo y dinero en transporte.
La mayoría de terminales que están bajo el control del grupo se encuentra en régimen de concesión.
Este es el proyecto del que se siente más orgullosa la directiva de TCB, aunque no es el único. El grupo empezó su actividad en 1972 cuando ganó la concesión de la primera terminal de contenedores del puerto de Barcelona (y de ahí sus siglas), la del Muelle Sur, pionera en España en el tráfico de mercancías en este tipo de embalaje, y que aún hoy administra.
A partir de ahí fue ampliando su radio de acción. Actualmente gestiona las terminales de otros cuatro puertos españoles: Valencia, Tenerife, La Palma y Gijón.
En el exterior, además de Buenaventura, opera en los puertos de Paranaguá, en la costa este de Brasil; La Habana, Yucatán, en el Golfo de México; Esmirna en el mar Egeo, Turquía, y Quetzal, en la costa del Pacífico de Guatemala.
Esta diversificación geográfica ha permitido a la firma compensar la caída de las importaciones en España y seguir creciendo.
Así, la facturación del grupo ha pasado de los 300 millones de euros de 2009 a los cerca de 430 millones del año pasado. “Este ejercicio estaremos algo por encima de 2013, quizás un 5%”, indica.
Lo que sí es seguro es que el 55% de sus ingresos vendrán del exterior, cuando hace seis años, en 2007, este frente aportaba solo el 20%.
En cuanto al mercado español, señala que si bien la exportación está repuntando, sus terminales aún no han recuperado los máximos históricos que alcanzaron en los años previos a la crisis. “En 2008, por ejemplo, Barcelona movía 1,2 millones de contenedores y en este momento está en 700.000 u 800.000. Pero la tendencia vuelve a ser positiva”, subraya.
Mientras la recuperación en España se consolida, el grupo sigue a la búsqueda de nuevos mercados. “Estamos participando en algunos concursos públicos en Marruecos y estamos evaluando proyectos que todavía están en una fase muy incipiente en Centro y Suramérica. A medio plazo esperamos entrar también en África y Asia”, concluye.
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