LA VOZ DE GALICIA. La reducción de costes y la búsqueda de la competitividad son dos de los objetivos que persigue Navantia en una etapa en la que la falta de carga de trabajo está lastrando sus resultados. La dirección de la compañía pública, que ha modificado su estructura y también tiene pendiente la aplicación de un plan de futuro, ha reunido en los astilleros de Ferrol y Cádiz y en las oficinas centrales de Madrid a los principales representantes de la industria auxiliar para explicarles sus pretensiones en materia de subcontratación.

 

Como ya hiciera el anterior equipo tras la creación de Navantia, ha anunciado su interés por reducir el número de compañías que presten trabajos y servicios en sus astilleros y que tengan un mayor tamaño o bien que concurran a las licitaciones de las obras en uniones de firmas. La intención de la empresa es la de sacar a concurso grandes paquetes de obra, que impliquen varios servicios al mismo tiempo, por lo que las pequeñas firmas especializadas en determinados oficios tendrán que unirse si no quieren verse desplazadas por otros grupos con capacidad para abarcar trabajos de distinta índole.

En el encuentro celebrado en Ferrol, hasta donde se desplazaron, entre otros, el director industrial de Navantia, Esteban García Vilasánchez, y el de Planificación, Juan José Porras Borrego, se transmitió a los cerca de 40 asistentes a la reunión el interés de la empresa pública por lograr que la industria complementaria se implique desde la etapa inicial en la configuración de las ofertas. Es un modelo de trabajo que ya se aplica desde hace décadas en áreas como el de Reparaciones, y también en algunos contratos para la fabricación de buques. Se trata de un modelo en el que se persigue que las industrias participen en el desarollo técnico de las ofertas, aunque Navantia ha advertido que, una vez logrado el contrato, la adjudicación de obras se hará igualmente por concurso público, lo que no convence a los subcontratistas, ya que se verían obligados a realizar un esfuerzo de personal y económico sin tener garantías de poder acceder a los encargos.

En pleno bum de la construcción naval en la ría, llegaron a trabajar un centenar de empresas auxiliares en las antiguas Astano y Bazán, con alrededor de 3.700 operarios. En estos momentos únicamente quedan en las plantas unos 250 empleados, mayoritariamente prestando servicios.

En el bum de encargos, trabajaban en Ferrol unas cien empresas

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