Salvamento Marítimo garantiza el control a través de un sistema de notificación
LA OPINION, 25 Nov. (A Coruña).- El accidente del Prestige, un petrolero monocasco de 26 años, marcó un punto de inflexión para que después del siniestro -ocurrido el 13 de noviembre de 2002 a 28 millas de Fisterra- se modificase la legislación en materia de seguridad marítima y sobre todo se reforzasen las medidas anticontaminación. Entre el paquete de normas para mejorar la seguridad de los buques y evitar así que se repitan catástrofes similares destaca la aprobada en abril de 2005 -que en España se empezó a aplicar en diciembre de 2002- que establecía la retirada de circulación de los monocascos de forma progresiva por considerarlos peligrosos. La fecha límite era 2010 y desde entonces se prohíbe que las embarcaciones de estas características entren en puertos españoles o en zonas de fondeo de petroleros de casco único “con independencia de su bandera y de la mercancía que transporten”.
Esa es la teoría pero en la práctica varias asociaciones de ecologistas denunciaron que el año pasado todavía transitaban por aguas comunitarias petroleros monocasco. De hecho, técnicos de Adega realizaron un seguimiento de las embarcaciones que pasaban por el corredor de Fisterra y detectaron la presencia de embarcaciones que incumplían la ley. “Si no se realizan controles del tráfico marítimo de poco sirven las leyes”, sentencia el secretario executivo de Adega, Fins Eirexas.
La organización ecologista no tiene constancia de que en la actualidad se lleven a cabo aún esas prácticas porque no han vuelto a realizar comprobaciones. “Nuestra tarea no es actuar de policías y quienes deberían vigilar para que se respeten las normas parece que no tienen interés en hacerlo”, asegura.
Además, advierte de que aunque sea “sencillo” controlar los barcos que recalan en puertos de la Unión Europea, no ocurre lo mismo con los petroleros “en estado lamentable” que pasan por el corredor de Fisterra y se dirigen a países no comunitarios “sin ningún tipo de impedimento” y susceptibles -añade- de que puedan sufrir una avería como ocurrió con el Prestige.
Ante estas críticas, desde Salvamento Marítimo niegan que por las costas gallegas circulen monocascos debido a que desde 2005 el Ministerio de Fomento controla los petroleros que transitan por el litoral gallego y la cornisa cantábrica a través del Sistema de Notificación Obligatoria de buques Wetrep.
Este mecanismo afecta a los barcos de más de 600 toneladas que transporten hidrocarburos pesados, permitiendo adoptar medidas de seguridad preventivas durante su navegación por las Zonas Marinas Especialmente Sensibles (ZMES). El centro de Salvamento Marítimo de Fisterra es precisamente uno de los que controla este sistema, junto con los de Bilbao y Madrid. Los barcos obligados a cumplir con este sistema deben notificar su nombre, situación, rumbo, velocidad, puertos en los que hacen escala, destino, carga, defectos, averías, deficiencias, estado de navegación, personas a bordo o cantidad y características del combustible.
Fomento destaca que España se encuentra “mejor preparada que nunca” para afrontar cualquier incidente de contaminación marina similar al Prestige. Entre los medios para actuar ante cualquier tipo de emergencia marítima se incluyen seis bases logísticas de lucha contra la contaminación -la más avanzada de España ubicada en la localidad coruñesa de Fene- y 64.000 metros de barreras anticontaminación. Desde 2005 también se reforzaron las medidas de prevención a través del sistema de inspecciones MoU de París a buques extranjeros. También con el objetivo de prevenir accidentes se instaló dos años antes un dispositivo de separación del tráfico del corredor de Fisterra con dos pasillos más alejados de la costa por los que es obligatorio que pasen los buques que transportan mercancías peligrosas.
Los buques que necesiten refugio y se encuentren en situaciones de emergencia pueden recurrir desde 2011 al Programa de Información de Seguridad Marítima (Prisma), una base de datos de más 1.100 emplazamientos toda la costa española susceptibles de ofrecer abrigo a una embarcación.