La patrullera británica Defender huyó la madrugada del pasado viernes del Puerto de Santa Cruz de Tenerife sin que sus responsables pagaran la sanción de 40.000 euros impuesta por Capitanía Marítima y sin que fuera detectada. Las irregularidades en la documentación y en las medidas de seguridad llevaron a las autoridades marítimas tinerfeñas a interceptar el barco y mantenerlo retenido en el muelle chicharrero desde el pasado 26 de abril cuando se disponía a atracar en la Isla por una avería.

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La delegada del Gobierno central admite que el barco “se escapó por la falta de vigilancia”

LA OPINION TENERIFE, 05 Jun. (Tenerife).- La delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen del Hernández Bento, reconoció ayer que el Defender “se escapó” por la falta de un operativo de vigilancia. En declaraciones a la Cadena Ser en Canarias, Bento restó importancia al suceso y aseguró que “es verdad que el barco se escapó” pero aclaró que “estaba retenido por una sanción administrativa y no incumplía nada más ni suponía un riesgo para la seguridad”.

La embarcación fue inmovilizada primero en el Puerto de Los Cristianos por problemas técnicos e inmediatamente después trasladada al muelle de la capital escoltada por el patrullero Tornado, de la Armada española. En un primer momento, la Guardia Civil se hizo cargo de la custodia del barco pero el cuerpo retiró esa vigilancia debido a que solo estaba retenido por problemas administrativos, por lo que la custodia no le correspondía, aclararon fuentes de la Guardia Civil a este diario.

Capitanía Marítima ha abierto una investigación para determinar las causas de esta fuga, un caso insólito en los puertos de las Islas. La retención del patrullero que perteneció a la Armada de Omán, donde navegó bajo el nombre Al Majihad, trajo de cabeza a las autoridades marítimas tinerfeñas, que prohibieron a la nave abandonar el Puerto dado que no cumplía con las medidas de seguridad relacionadas con el equipamiento para el salvamento.

Pese a su aspecto militar y a que conserva un cañón de 40 milímetros en la cubierta de proa, otro de 20 milímetros y se le pueden instalar dos ametralladoras en ambas bandas, navega con documentación civil y figura como yate de recreo. El Defender fue construido en 1977 en Lowestoft, Inglaterra. Una vez dado de baja de la Royal Navy (la Armada británica), fue adquirida por la Marina del sultanato de Omán, que luego lo donó al Reino Unido tras finalizar su compromiso con la armada omaní.

Plataformas petrolíferas

El navío desapareció y acabó en manos de su actual propietario, el exteniente de navío de la Royal Navy, Chris Enmarsh, que según sus declaraciones lo ha destinado a proteger las plataformas petrolíferas que son remolcadas cerca de la costa del este de África. Enmarsh dejó claro que él y su tripulación no son mercenarios y que su empresa presta un servicio similar al de otras compañías de protección privada británicas que operan en Irak y Afganistán.

Aparte de no pagar los 40.000 euros de sanción, el Puerto está estudiando a quién puede reclamar el dinero del atraque del Defender desde el 26 de abril hasta el pasado jueves, poco más de un mes de estancia en sus instalaciones.

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