Anchoa, bonito, besugo, verdel, merluza... no fue hasta la crisis pesquera de los 80 cuando Elantxobe empezó a comprender que en el mar no había futuro. Sostenida la caída de la flota hasta hace dos años, cuando ya desapareció, la tendencia, no obstante, no dista en exceso de la que padecen otros puertos en Bizkaia. Los datos del Gobierno vasco desvelan que el herrialde ha pasado de tener 253 buques en diferentes sectores hace 13 años a pasar a contar con una flota de 129 embarcaciones.

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La flota de los puertos de Bizkaia pasa de 253 a 129 buques en apenas 13 años

DEIA, 08 Abr. (Bilbao).- Las cofradías de pescadores, ya sean de puertos con un mayor o un menor volumen de capturas, son vitales en la actividad. “Aquí, en Elantxobe, hacía mucho trabajo por el bien de la pesca”, relata Goiogana, quien durante 42 años tuvo en la mar su sustento. “La Cofradía compraba los aparejos y luego los vendía a los barcos cargando un poquito para hacer frente a sus gastos”, incide, una labor fundamental en mejorar las condiciones de trabajo de los arrantzales, unir al sector en torno a la actividad extractiva del pescado, y conectarlo con las administraciones.

La pesca, sin embargo, se ha topado con múltiples dificultades. Así lo señala el último patrón en Elantxobe. “Ha habido años buenos y malos”, pero además de “la falta de un relevo” generacional, Floren Goitiz ahonda en otro asunto capital para entender el bajón experimentado por la pesca. “El precio del gasoil es el que hunde la flota; una embarcación de Lekeitio gastó el año pasado 200 toneladas de petróleo, y la pagó a 0,68 euros el litro”, remarca. “Y ha habido dos semanas de verdel, y se ha pagado menos que el pasado año. Y así es difícil sacar la cabeza”, denuncia.

El descenso de la flota ha sido sostenido en los últimos tiempos. Ondarroa o Bermeo, puertos claves en la pesca de altura y bajura, han visto cómo la actividad ha decaído. De los 43 buques de altura al fresco en los muelles ondarreses, hoy en día sobreviven 18. Los bermeanos, en bajura, han pasado de 101 a 37 embarcaciones.

Otros pueblos más pequeños, como Mundaka o Lekeitio, también han visto cómo sus cofradías pasan a contar con una flota menor. La localidad de Busturialdea, con seis barcos registrados, sabe que cuando los dos últimos exponentes locales -cuatro son de la vecina Bermeo- abandonen la actividad, el puerto se quedará sin pesqueros. “Todo depende de los jóvenes”, tercian desde su Cofradía.

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