Le restaban casi tres meses para hacerlo, pero Pescanova ha optado por no estirar la goma. La segunda multinacional de Galicia, la misma que emplea a 10.599 personas, genera ingresos de 1.600 millones de euros al año y cuenta con activos fijos superiores a los 1.200 millones, tiró la toalla forzada por una crisis de liquidez, societaria y financiera sin precedentes.

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La firma se compromete a presentar un convenio que garantice los intereses de trabajadores, acreedores y sus accionistas

FARO DE VIGO, 05 Abr. (Vigo).- A las doce y veintitrés minutos de la noche la empresa remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) una noticia que cae a plomo sobre la economía de Galicia. El consejo -dice la nota- “ha acordado solicitar voluntariamente la declaración de concurso de acreedores”. La antigua suspensión de pagos. Una decisión tomada tras una letanía de consejo, que empezó a las 10:30 horas y acabó pasadas las once y cuarto de la noche.

“Dado que no parece posible alcanzar, a corto plazo, un acuerdo con los acreedores de la sociedad y que su situación financiera presenta riesgo de deterioro”, el máximo órgano ejecutivo de la multinacional decidió dar ayer el paso. Se trata de una resolución que se tuvo que tomar por mayoría, aunque no todos los consejeros votaron a favor de la misma, según pudo saber FARO. ¿Qué implica esto? En primer lugar, que el juez de lo mercantil que asuma el gigante caso determinará si los actuales gestores -especialmente el presidente, Manuel Fernández de Sousa- puede continuar en el cargo, cuyo mandato expira ya el 23 de este mismo mes. En segundo lugar, que los acreedores de la empresa -que tiene deudas por, al menos, 2.500 millones de euros- no van a recuperar todo su dinero. Habrá convenio, habrá quita y, posiblemente, demandas de accionistas y una sanción de la CNMV. Finalmente, y aunque la solicitud de concurso es “voluntaria”, un procedimiento judicial puede estimar que hubo una mala gestión que propició la entrada “culpable” en la antigua suspensión de pagos.

“La sociedad (por todo el Grupo, no solo Pescanova) tiene la firme voluntad de presentar, en el curso del procedimiento, una propuesta de convenio a sus acreedores que garantice, por un lado, la salvaguarda de los derechos e intereses de sus trabajadores, acreedores y accionistas y, por otro, la gestión continuada de Pescanova”, agregó la multinacional en la nota remitida al regulador del mercado.

El 1 de marzo la empresa había solicitado acogerse al artículo 5 bis de la Ley Concursal, conocido por el preconcurso de acreedores. Esta figura jurídica blinda a una empresa durante cuatro meses ante demandas de concurso necesario forzadas por bonistas o acreedores. El hecho de que no se haya agotado ese plazo denota una fuerte división en el consejo y una total falta de acuerdo entre los miembros del mismo para tomar un camino único que garantice la continuidad de la empresa gallega.

BDO, desahuciada

Desde la banca acreedora comparaban a la auditora de Pescanova, BDO, con Arthur Andersen. Esta firma fue la que supervisaba Enron y, tras no haber detectado su enorme agujero contable, desapareció. Lo que hizo ayer Pescanova fue solicitar la “revocación del nombramiento de BDO Auditores para la verificación de sus cuentas anuales individuales y consolidadas (del grupo) del ejercicio 2012, así como la designación de otro auditor”.

Fuentes próximas a esta empresa con las que pudo hablar este diario se quejaron abiertamente de que Pescanova no les estaba facilitando información suficiente sobre sus empresas, especialmente sobre las que estaban “fuera del perímetro de consolidación”. Esto es, las que no están auditadas o en las que Pescanova no posee la mayoría de las acciones.

Lo cierto es que, según se desprende del comunicado a la CNMV, la multinacional sigue sin formular sus cuentas y “ha acordado contratar, de forma inmediata, un auditor forensic”. Es una figura que ya avanzó FARO, y que podría estar mandatada por la propia CNMV. De este modo, Pescanova se enfrenta a una sanción “muy grave” del regulador, que le había dado hasta hoy viernes para hacer públicos sus nuevos estados contables.

Fuentes de la empresa no pudieron precisar si habían acudido todos los consejeros a la cita ya que “uno estaba de viaje”. Desde Pescanova no se determinó tampoco si algún socio había planteado la revocación del presidente, Manuel Fernández de Sousa, o si él mismo habría podido formular una moción de confianza o avanzar la designación de un jefe financiero, tal y como quiere la banca acreedora. El mismo mutismo que envuelve como la niebla al cuarto grupo pesquero más grande del mundo cayó ayer, de nuevo, sobre la sede central de Chapela.

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