Por cuestiones de la economía y la política, la fragata Libertad, el buque escuela de la Armada argentina, quedó 76 días retenida en el puerto de Tema, en Ghana, embargada por unos fondos financieros. El Tribunal Internacional del Mar, en Hamburgo, finalmente le dio la razón al Gobierno de Cristina Fernández, ordenando la inmediata liberación de la nave, símbolo de la soberanía argentina, además de considerarlo un buque de guerra.

 El vigués Carlos García esculpió la proa del buque argentino, ya en Mar del Plata 

LA VOZ DE GALICIA, 09 En. (A Coruña).- Hoy, la Libertad llegará a Mar del Plata y será recibida con unos festejos casi sin antecedentes, presididos por Cristina Fernández, que ha hecho del tema una cuestión de Estado. En Mar del Plata, muy cerca del puerto que hoy será una fiesta, vive un gallego que tiene mucho que ver con la historia de la Libertad porque es el autor del mascarón de proa del buque, su señal de identidad. Carlos García González, nacido en Vigo allá por 1926 es escultor y realizó sus primeros estudios en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, con Vidales Espinosa, Maside y Carlos Sobrino, maestros a los que recuerda con cariño. Tras la Guerra Civil aprendió el oficio en talleres de otros escultores.

Con apenas 23 años, llegó a Buenos Aires y en 1963 se radicó en Mar del Plata, donde además de trabajar en su taller se dedicó a la docencia, exhibiendo su obra en las bienales de São Paulo, La Habana y Barcelona. La Voz lo entrevistó en su casa marplatense donde vive retirado de la escultura desde hace once años aquejado de un accidente cerebrovascular. «Quedé fuera de combate, perdí la visión y un poco la memoria», comenta mientras se entusiasma con la historia de la Libertad. En 1963 el buque inició su derrotero como buque escuela, sin su actual mascarón. Por ello se aceleraron las gestiones para que en el segundo viaje por el mundo contara con la imagen de la República.

«La Marina -cuenta Carlos García- me pidió el trabajo, porque el anterior mascarón era de bronce y entonces me lo encargaron en madera. Hice tres modelos en maquetas de yeso y de esas tres salió una sumatoria y fue lo que hice».

Le llevó un año tallar la escultura en un tronco de cedro paraguayo de más de tres metros de diámetro y seis de largo. La obra encierra un detalle más íntimo y emotivo: García González se inspiró en su esposa, fallecida poco antes de colocar el mascarón a bordo. En su honor el escultor grabó en una voluta del vestido la dedicatoria: «a Nike», «que significa Victoria en griego», aclara el vigués, y agrega: «Así se llamaba ella y ese era su apodo». El mascarón tuvo su bautismo de mar el 4 de abril de 1964 y desde entonces ha recorrido el equivalente a 33 vueltas al mundo, tocando más de 500 puertos y 70 países. Hoy también será una fiesta para Carlos. La obra que representa a Argentina seguirá viajando.

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