Reducir las emisiones de gases que provocan los buques atracados en puerto. Ese es el objetivo de un proyecto pionero en el mundo que ha empezado a desarrollarse en Vigo y que está previsto que pueda comercializarse en el plazo de tres años. Un prototipo -en cuyo diseño ya trabajan los investigadores- permitirá determinar con mucha antelación a esa fecha si los resultados son los esperados.
Un dispositivo móvil genera energía eléctrica y reduce las emisiones
Se trata de un trabajo muy coral, gestado íntegramente en Galicia, en el que participan el Campus del Mar de
Alberto Casal, responsable de esta última, explica que el proyecto está concebido para atender la potencial demanda de barcos de mediano porte, fundamentalmente cargueros. Las elevadas necesidades energéticas de los trasatlánticos impide que se conviertan en objeto de la iniciativa.
Si en todos los casos resulta importante reducir la huella ecológica en los puertos, en el de Vigo, situado en pleno centro urbano, es una necesidad mayor, según reconoció ayer su presidente, Ignacio López-Chaves. De hecho, esa preocupación ya se ha traducido, entre otras cuestiones, en la instalación de media docena de estaciones fijas de suministro eléctrico. La limitación de amperaje que tienen estas las convierte en idóneas para atender la demanda de embarcaciones de pequeño porte, si bien no pueden atender las de grandes pesqueros, buques ro-ro, portacontenedores o cargueros en general.
El elevado coste que supondría instalar una red fija de suministro a lo largo de los siete kilómetros que ocupa la terminal viguesa -opción por la que han apostado algunos puertos tanto del norte de Europa como de Estados Unidos-, es lo que ha llevado a los investigadores gallegos a plantearse un proyecto modular como el vigués. Su desarrollo tendrá un coste de 1,8 millones de euros, a los que pretenden hacer frente con fondos Feder.
El novedoso sistema se instalará en contenedores convencionales de
A lo largo del 2011 hicieron escala en Vigo 1.855 barcos, lo que ofrece una idea de las emisiones que podrían ahorrarse -el 100 % del óxido de azufre y el 90 % del óxido de nitrógeno-, por no hablar de la reducción de costes, ya que la conexión limpia resultará más barata que, como ocurre ahora, mantener encendidos los motores auxiliares.