El nerviosismo y la alegría se notaban en el muelle de la Base Naval de Rota. La fragata Reina Sofía volvía a casa, y con ella los cientos de marineros y militares que se han llevado cinco meses en el océano Índico en el marco de la operación contra la piratería en la que España lleva participando desde 2009: la operación 'Atalanta'. El Reina Sofía acaba de finalizar su misión en esta operación a nivel europeo, consistente en proteger a los mercantes pertenecientes al Programa Mundial de Alimentos y tráfico mercante vulnerable, refuerzo de la seguridad marítima contra la piratería en aguas del golfo de Adén y la cuenca de Somalia, así como contribuir al control de las actividades pesqueras de la zona. 

 Tras cinco meses operando contra la piratería en el Índico el barco atracó ayer en el puerto de la Base 

DIARIO DE JEREZ, 01 Sep. (Cádiz).- Tras el atraco y desembarco de los militares, el capitán de fragata y comandante del buque, Juan Carlos Gómez Vidal ha indicado a los medios que "todo ha ido afortunadamente bien". Según ha indicado el comandante a los medios, la única acción más relevante que ha sido llevada a cabo durante el despliegue fue el apresamiento de una embarcación tipo dhow (embarcación a vela de origen árabe y propio de la zona del Índico) en el mar de Arabia. Al parecer esta nave, que portaba abundante armamento, era controlada por 16 presuntos piratas que tenían secuestrados a cuatro miembros de la dotación desde finales de marzo.

En total han sido 163 días los que ha durado esta larga operación que comenzó el pasado 22 de marzo y que finalizó ayer, cuando el buque atracaba en el muelle de la Base Naval de Rota a las doce del mediodía. Nervios, alegría y alguna que otra lágrima se dejaban ver entre los familiares de los militares embarcados que se encontraban allí para recibirlos: novias, padres, hermanos, hijos que se encontraban expectantes y agitados ante la llegada de la fragata. Las muestras de cariño no se hicieron esperar, y muchos en el muelle gritaban y saludaban a sus familiares que se encontraban, junto al resto de la tripulación, en la cubierta del buque: "Si, sí, sí. Diego ya está aquí", gritaba una familia que portaba una pancarta que contenía escrito el mismo lema.

Por fin, poco después de las doce y cinco, los primeros militares bajaban del barco y la emoción se desataba finalmente en el muelle. "Han sido cinco meses sin verlo. Ha sido mucho tiempo", contaba una madre entre lágrimas mientras abrazaba a su hijo que acababa de desembarcar. Novios y ramos de flores, abrazos, besos e incluso algún que otro militar que al desembarcar se ha sorprendido al ver "el estirón que ha pegado el niño".

El relevo ya se ha producido. Ahora la zona está controlada por el Buque de Acción Marítima (BAM) de la Armada española Relámpago y por el buque de asalto anfibio Castilla, que partieron del puerto de la Base de Rota a principios del mes pasado.

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