El Mediterráneo español volvió a escenificar ayer, una vez más, la unidad existente tanto a nivel político como social entorno a una infraestructura que todos consideran clave: el Corredor Mediterráneo. El SIL fue el escenario de una jornada en la que durante cinco horas diferentes representantes de administraciones públicas y entidades empresariales de España, Francia e Italia desgranaron las bondades tanto del Corredor como del Eje Ferrmed, una infraestructura ferroviaria más global de la que forma parte el Corredor Mediterráneo y que enlazaría Algeciras con Estocolmo.

 El secretario de Estado de Infraestructuras y Transporte, reiteró el compromiso del Gobierno español con el Corredor Mediterráneo 

DIARIO DEL PUERTO, 07 Jun. (Barcelona).- El Corredor Mediterráneo “no es un capricho político, es una necesidad” y así coincidieron en recordarlo los participantes españoles en una jornada que contó, en la clausura, con los presidentes de las comunidades autónomas de Catalunya, Artur Mas; Comunidad Valenciana, Alberto Fabra; Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y Baleares, José Ramón Bauzà.

Antes de la intervención de los presidentes autonómicos, Rafael Catalá Polo, secretario de Estado de Infraestructuras y Transporte, reiteró el compromiso del Gobierno español con el Corredor Mediterráneo y aseguró que la construcción de la infraestructura empezará en la frontera francesa para llegar hasta Barcelona, seguir hasta Valencia y, posteriormente, alcanzar Murcia y Andalucía.

Catalá Polo calificó de “fundamental” el Corredor y aseguró que el ministerio de Fomento “priorizará actuaciones” aunque recordó que esto se hará “en un contexto de limitaciones económicas”, una puntualización que deja en el aire el calendario en el cual se podrá desarrollar la infraestructura.

Rentabilidad, crecimiento económico y desarrollo fueron algunas de las palabras más repetidas en todos los discursos, como en el del presidente de Islas Baleares, quien calificó al Corredor Mediterráneo de “una de las palancas más importantes del crecimiento económico para los próximos años”. Bauzà también señaló que “no es momento de reivindicar por reivindicar, sino de rentabilizar”.

El presidente de la Comunidad Valenciana, por su parte, quiso introducir en el discurso “la visión europeísta” del Corredor para convencer de que el Mediterráneo no quiere dejar fuera a nadie. “No hay que anteponer unos corredores a otros. Hay que sumar”, dijo Fabra, y añadió que esta suma de intereses “se ha conseguido durante todos estos meses” y hay que seguir en la misma línea.

El presidente valenciano también se mostró confiado en la apuesta de Fomento por el Corredor Mediterráneo al asegurar que “ningún Gobierno tiene ninguna duda sobre lo necesario de este eje. Lo único que hay que pedir ahora es celeridad”.

Lo que si pidió Alberto Fabra fue “hacer primero la parte más productiva del Corredor mediante la construcción del tercer carril. Y después ya llegará la realización del resto”. Algo en lo que coincidió Artur Mas, quien expresó su deseo “de que no tengamos que volvernos a reunir por este motivo, porque querrá decir que lo hemos conseguido”. Opinión compartida también por el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, quien aseguró estar “a punto de tocar el cielo al ver que tantas administraciones diferentes están de acuerdo en lo mismo”.

El president catalán apuntó la necesidad de sustituir un modelo económico “especulativo” por otro “productivo”, en el que se apuesten y potencien exportaciones, inversiones, fábricas e investigación, entre otros. Construir este modelo “no será ni fácil ni rápido”, pero es “la única salida”.

El titular de la Generalitat no fue tan magnánimo como Fabra con el Gobierno central y aprovechó la ocasión para recordar que la situación económica no permite alegrías. “Realizar un planteamiento más ambicioso está muy bien y todos nos apuntamos a eso. Pero hay que ver dónde están las prioridades porque no hay dinero”.

Red logística

Si los presidentes autonómicos hablaban de unidad durante la clausura de la jornada, los representantes de diversas cámaras de comercio del Mediterráneo español hablaban, en su inicio, del papel del Corredor como vertebrador de la red logística. A este aspecto se refirieron tanto José Vicente Morata como Miquel Valls, presidentes de las Cámaras de Comercio de Valencia y Barcelona, respectivamente.

“Queremos trabajar en un modelo logístico que resulte óptimo para las necesidades de las empresas”, aseguraba Morata. Y Valls añadía que mientras en España el tren tiene un 4% de cuota de mercado en el transporte de mercancías, en Alemania esta cuota de mercado alcanza un 23%, “una distancia muy importante entre ambas economías que hay que salvar”.

Diego Martínez, presidente de la Cámara de Comercio de Almería, reivindicaba que Andalucía siempre ha defendido de forma clara este Corredor y se mostraba convencido de que con él se van a crear un elevado número de empleos, uno de los problemas a los que hay que buscar solución urgente. 

La polémica

La polémica de la jornada la protagonizaron Rafael Catalá Polo y Ramon Tremosa, representante de CiU en el Parlamento Europeo. Tremosa acusó al Gobierno español de haber votado en contra del Corredor Mediterráneo en la reunión del Consejo de Ministros europeos celebrada el pasado mes de febrero. Catalá Polo desmintió esta afirmación y aseguró que el Gobierno lo que planteó en la reunión fue “una propuesta más ambiciosa, intentando ampliar los corredores en España”. Tremosa quiso tener su derecho a réplica pero el tiempo apremiaba y, finalmente, prefirió zanjar la polémica sin puntualizar sus afirmaciones. 

Los números

Según los cálculos realizados por el lobby de presión Ferrmed, el eje que éste propone, de Algeciras a Estocolmo, generaría unos beneficios, entre los años 2016 y 2045, de 228.000 millones de euros en coste de operaciones, 285.000 millones en ahorro de tiempo y 15.000 millones en acciones y emisiones, entre otros ahorros. En España, los beneficios socioeconómicos del tramo del Mediterráneo de este eje serían de más de 67.000 millones de euros, mientras que en el caso de Francia e Italia los beneficios se situarían en más de 45.000 y más de 37.500 millones de euros, respectivamente

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