El 'Exxon Valdez', que el 24 de marzo de 1989 encalló en las costas del estrecho del Príncipe Guillermo (Alaska), provocando uno de los mayores vertidos de petróleo y una de las peores catástrofes ecológicas de la historia, navega en estos momentos hacia Singapur, su último destino, donde será achatarrado.
Se dedicaba a transportar mineral de hierro
EL MUNDO, 30 Mar. (Madrid).- Entregado en diciembre de
En la noche del 24 de marzo de 1989, cuando navegaba a las órdenes del capitán Joseph Hazelwood rumbo al puerto californiano de Long Beach, debido a una serie de errores y negligencias, el ‘Exxon Valdez’ encalló en el arrecife Bligh, vertiendo al mar entre 41,6 y 121 millones de litros de crudo, el equivalente a la capacidad de entre 16 y 48 piscinas olímpicas.
Colisión en aguas chinas
Tras ser reflotado, la nave llegó el 10 de junio a San Diego (California), para ser reparada. A final de aquel año el buque, rebautizado ‘Exxon Mediterranean’, volvió a hacerse a la mar, pero no regresó a Alaska, ya que las autoridades de aquel estado habían prohibido que el barco navegase por sus aguas.
En los 90, el ‘Exxon Mediterranean’ fue rebautizado como ‘SeaRiver Mediterranean’, posteriormente ‘S/R Mediterranean’, para acabar simplemente como ‘Mediterranean’. En 2005 el barco fue vendido a una compañía china, que lo rebautizó como ‘Dong Fang Ocean’. Tres años después, el buque fue reconvertido al transporte de mineral de hierro.
El ‘Dong Fang Ocean’ se convirtió en noticia el 29 de noviembre de 2010, cuando colisionó en el Mar del Sur de China con el carguero ‘Aali’, de bandera maltesa. Ambas embarcaciones resultaron seriamente dañadas. Hace unos días, Hong Kong Bloom Shipping, propietaria del barco, lo vendió por 16 millones de dólares a Global Marketing Systems, con base en Maryland (Estados Unidos) para ser desmantelado.
Las causas de una catástrofe
Entre los principales factores desencadenantes del accidente del ‘Exxon Valdez’ figura el hecho de que el barco llevaba una tripulación insuficiente y, por tanto, excesivamente cansada, una práctica que era común en la época. De hecho, se ha comprobado que los tripulantes del superpetrolero trabajaban turnos de entre 12 y 14 horas diarias, más horas extras.
Otro factor decisivo fue la falta de un sistema de radar, que llevaba averiado un año. Además, el buque se había desviado del canal principal de navegación, debido a que se había señalado la presencia de témpanos de hielo en la zona, que el ‘Exxon Valdez’ no podía detectar debido a la falta de radar.
Por último, la tripulación del ‘Exxon Valdez’ no había sido informada de que el Servicio de Guardacostas había dejado de hacer el seguimiento de los buques en las inmediaciones del arrecife de Bligh, en el que finalmente acabó embarrancando.
Los efectos del vertido
Los expertos calculan que los daños provocados por el vertido de una cantidad de petróleo equivalente a la mitad del consumo diario de toda España podrían durar hasta 30 años. El crudo afectó a
Según las diferentes organizaciones que supervisan los efectos de la catástrofe, hasta el momento se han contabilizado la muerte de entre 100.000 y 250.000 aves marinas, 2.800 nutrias marinas, unas 12 nutrias terrestres, 300 focas, 247 águilas calvas y 22 orcas. Además, de unas 346 orcas que visitaban la zona, tan sólo han vuelto a ser avistadas siete de ellas y se teme por la total extinción del grupo.
Por otra parte, el vertido afectó gravemente a las poblaciones de salmones y arenques de los que depende buena parte de la economía de