La autopista del mar de Vigo ha superado el penúltimo tramo antes de su puesta en marcha. La comisión intergubernamental que regula las dos autopistas aprobadas entre España y Francia, la de Vigo y la de Gijón (la única en marcha), ha aprobado el cambio de titularidad en la línea gallega, ahora en manos de la Compañía Hispano Francesa (CMHF), la que presta servicio a Citroën entre Bouzas y Saint Nazaire. El proyecto vigués solo está ahora pendiente de la confirmación de la Comisión Europea (CE), que deberá validar también el servicio para que pueda recibir las ayudas consignadas por los ejecutivos español y francés: treinta millones de euros.
La comisión que regula el concurso acepta el cambio de titularidad de la línea, en manos de la naviera CMHF
FARO DE VIGO, 15 Mar. (Vigo).- La comisión intergubernamental se había reunido en Madrid a principios de mes para decidir sobre los cambios accionariales que se habían producido tanto en la autopista Atlántica (Trasmediterránea cedió el servicio a CMHF) como en la asturiana, con la salida de Grimaldi del consorcio en la víspera de su primer viaje. En este encuentro, la parte española –conforme con estos cambios– presentó a la francesa la nueva situación, y esta dejó su decisión en suspenso para estudiar con más detalle las modificaciones.
Finalmente, Francia tampoco ha puesto pegas a los cambios accionariales en las sociedades que explotan las autopistas del mar, según confirmaron fuentes próximas a las negociaciones. La parte francesa, compuesta por responsables de varios ministerios galos, ve clave esta infraestructura, que beneficiará a la industria gallega exportadora.
El último peaje para la autopista viguesa es el visto bueno de la CE, pero no así para la supercarretera marítima asturiana, que lo recibió el año pasado. Tanto la naviera que operará la línea viguesa como el Puerto confían en que Bruselas dé luz verde al proyecto antes del verano, para empezar a trabajar cuanto antes.
El presidente de CMHF, Luis de la Peña Riva, ya se había reunido el pasado 23 de febrero con representantes de la comisión intergubernamental para plantearles el cambio de titularidad en el proyecto y la necesidad de adaptar las exigencias mínimas de las autopistas del mar al contexto actual de crisis.
Además de la carga de PSA Peugeot Citroën, la naviera madrileña negocia con CAT (uno de los mayores operadores logísticos de coches) para lograr y aumentar los tráficos con Renault, y también mantiene conversaciones con fabricantes chinos y japoneses para distribuir sus coches en la UE.
Las autopistas marítimas tienen como principal objetivo liberar de tráfico pesado las saturadas carreteras que unen los países miembros de la UE –para lo que disponen de una subvención de 30 millones de euros de los gobiernos que debe ser aprobada antes por Bruselas–. La candidatura olívica, el proyecto Atlántica, partió desde un principio como favorita por los más de treinta años de experiencia que el Puerto tiene en la ruta Vigo-Saint Nazaire gracias al transporte de automóviles y piezas para Citroën. Pero tras perder a mediados de 2009 Trasmediterránea –la adjudicataria original del concurso público– el contrato de PSA a manos de CMHF, este proyecto quedó prácticamente parado hasta hace unos meses.