Navantia espera cerrar este año acuerdos con dos empresas para participar en el campo de la eólica marina. El grupo ha mantenido contactos con Iberdrola, ACS y Acciona, entre otras empresas españolas, así como con inversores extranjeros, según ha avanzado el presidente de los astilleros, Aurelio Martínez. La nueva actividad puede garantizar, al menos, 20 años de trabajo.

A favor de un gran grupo empresarial de defensa
 
Cinco Días, 01 Feb. (Madrid).- Va a ser muy complicado que tengamos carga militar para tener todos los astilleros, toda nuestra estructura productiva, con carga de trabajo al 100%, tal y como están los mercados. Por eso, es un reto fundamental que diversifiquemos la producción y la actividad". El presidente de Navantia, Aurelio Martínez, es claro cuando avanza por dónde tiene que ir el grupo público de astilleros. En una entrevista concedida a Cinco Días, Martínez subraya que el futuro de la empresa se tiene que jugar con las oportunidades que ahora mismo hay sobre la mesa, "y la que está más a mano, en este momento, es la eólica offshore".
 
"Nosotros tenemos unos astilleros muy grandes, diseñados para petroleros de hasta un millón de toneladas, que son muy capaces de albergar este tipo de nueva actividad", apunta, tras recordar que los campos de producción eólica que se están proyectando en todo el Mar del Norte y, en breve, en España necesitan de grandes superficies industriales para la fabricación de las plataformas que se ubicarán en el mar.
 
Interés internacional
 
Por eso, los astilleros del grupo español ("de los pocos que quedan en Europa con estas características") están recibiendo la visita de representantes de empresas españolas y extranjeras dispuestas a llegar a algún acuerdo con Navantia en la materia. Entre ellas, Iberdrola, ACS o Acciona, por ejemplo.
 
"Nuestra idea es que, a lo largo de este año, podamos cerrar acuerdos con un par de empresas, que son las que vemos en este momento como más interesadas", avanza el directivo.
 
"Si firmamos con cualquiera de las empresas con las que estamos en negociaciones un convenio de producción en los próximos meses para cualquiera de nuestros centros, será un éxito. Porque es una actividad que tiene un horizonte de 20, 25 o 30 años y garantiza el trabajo en esas plantas", añade.
 
Martínez, además, recuerda que la eólica marina no solo exige plataformas para los aerogeneradores. También existen todas unas necesidades adicionales que, probablemente, aporten carga de trabajo extra al grupo: barcos que transporten, posicionen y reparen las instalaciones en el mar; prototipos; torres de medición; redes de tendido…
 
La diversificación no supone, evidentemente, renunciar al mercado tradicional de Navantia: la construcción de buques militares. "El mercado civil es muy difícil, salvo que encontremos un nicho muy competitivo", advierte.
 
Los recortes en los presupuestos de defensa por la crisis están posponiendo algunas posibilidades de contratación pero el campo sigue siendo amplio. En España, el grupo tiene asegurados los pedidos de la Armada. En el exterior, el grupo considera accesibles el 54% de los programas de buques militares pendientes de adjudicación hasta 2019. Un mercado potencial de 57.815 millones de euros. Ahora, Navantia mantiene 45 acciones comerciales en 25 países, con contratos posibles en Tailandia, Malasia, Canadá, Australia, Brasil, Turquía, Noruega o Venezuela. "Espero poder firmar yo algún contrato, pero este es un mercado que tarda mucho en madurar", admite Aurelio Martínez.
 
A favor de un gran grupo empresarial de defensa
 
El presidente de Navantia, Aurelio Martínez, entra al trapo cuando se le pregunta qué opina sobre la posibilidad de crear un gran polo empresarial de defensa en España, como se ha sugerido desde la patronal del sector Tedae o desde el propio Ministerio de Defensa. "Es un asunto de política industrial y de defensa que sobrepasa mis funciones, pero tengo mi opinión. Si hubiera que hacer algo, y políticamente así lo decide el Gobierno, probablemente habría que seguir el modelo existente en otros países", apunta.
 
Modelo como el de Francia, Italia, Suecia o, incluso, Estados Unidos, con grandes grupos como Thales o Finmeccanica, con intereses en diferentes ámbitos de la industria de defensa y controlados directa o indirectamente por el sector público.
 
En todo caso, reconoce que tomar una decisión en este sentido en España sería algo "complicado y complejo". "Lo que hay detrás de este debate es una preocupación, porque en este momento la actividad en temas de defensa va a caer y de lo que se trata es, sobre todo, de que todo el esfuerzo que se ha hecho en I+D o en ingeniería en empresas del sector durante la última década tenga cierta continuidad", explica.
 
Aparte de este debate, en materia de colaboración empresarial Navantia está impulsando los acuerdos estratégicos con socios que son complementarios al grupo. Así, Martínez cita los pactos con Lockheed Martin, Oto Melara o Thales.
 
Sorprendentemente, con quien también prevé reunirse en marzo para explorar "nuevas vías de colaboración" es con su homólogo del grupo francés DCNS. Y eso pese a la ruptura de las dos empresas en materia de submarinos. "Los dos nos necesitamos y volveremos a trabajar juntos", subraya.
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