El ingenio, creado por la empresa Idermar, es único en el mundo y es el gran primer paso en el desarrollo de la energía eólica marina en la que Cantabria quiere ir a la cabeza.



“Está en pie, ahí, como una campeona”. La frase es de Marcos Pantaleón, uno de los padres de la criatura, y no puede ser más gráfica. Habla del prototipo cántabro de torre flotante que desde el pasado mes de julio está fondeada a tres millas de la costa de Cantabria, frente a la Virgen del Mar. Casi medio año de vida del que ya ha podido extraerse un gran conclusión: el ‘ingenio’ ha superado con éxito la prueba de fuego y ha resistido dos temporales. Es más, según los datos que aporta la propia torre (monitorizada totalmente) el prototipo se ha comportado adecuadamente y ha soportado olas máximas de 10,8 metros y rachas de viento superiores de los 70 kilómetros por hora.

Y no es una torre. Es el anticipo del primer aerogenerador marino con el que Cantabria quiere situarse a la cabeza de España en el desarrollo de la energía eólica en el mar; en definitiva y si se cumplen la expectativas, se ‘pioneros’ en algo.

Un segundo ingenio (de mayor tamaño) está depositado en el Dique de Gamazo de Santander a la espera de ser transportado e instalado en alta mar. Y un dato más y decisivo: los ingenieros y ‘padres’ del proyecto de la empresa Idermar calculan que en el verano de 2010 llegará el ‘momento clave’ con la instalación, por vez primera, de un prototipo de aerogenerador flotante (no anclado) de 500kw.

Aunque esta primera ‘prueba de fuego’ llena de satisfacción a los expertos de Idermar, todos ellos tienen los pies en el suelo. Su estimación es que al menos será necesario un periodo de un año de recepción y análisis de datos para validar el diseño del prototipo, que es único en su especie en el mundo ya que no va anclado a la plataforma marina sino que es flotante y se fondea con lastres. Tendrán especial relevancia los datos que aporte la torre durante el invierno, dadas las condiciones meteorológicas extremas de la costa de Cantabria.

La empresa sigue a la espera también de asegurar un ‘paréntesis’ de buen tiempo (varios días) para proceder a la instalación un segundo prototipo de mayores dimensiones.

En este caso la zona elegida entraña más dificultad. Se situará a 10 millas de la costa de Cantabria, en una zona con profundidades de 180 metros. La ‘nueva’ torre es mayor que la que ya está servicio. Su longitud total de es de 120 metros, de los que 80 se elevarán sobre la superficie del mar.

La segunda torre incorpora mejoras constructivas y de instrumentación. El hecho de que sea fondeada a más profundidad ha sido clave a la hora de establecer determinadas características en su fabricación.

A la espera de poder realizar el operativo de su instalación, la ‘hermana’ de la nueva torre sigue aportando datos desde su lugar de fondeo (a seis millas de la Virgen del Mar y en profundidades de 50 metros). El prototipo tiene una longitud de 100 metros, de los cuales 60 se levantan sobre la superficie del mar. La ‘torre flotante’ está monitorizada desde su botadura mediante un software desarrollado específicamente para esa misión. Además de la instrumentación habitual de un mástil meteorológico de similares características, el ingenio cuenta con un sofisticado conjunto de sensores adicionales, como células de carga con el fin de obtener datos relevantes acerca del comportamiento dinámico y estructural del sistema. El prototipo también dispone de un sistema de generación de energía basado en paneles solares y de los correspondientes métodos de aportación de datos y comunicación redundante vía radio.

Según los ingenieros responsables del proyecto, hasta ahora el comportamiento del mástil no ha podido ser mejor. Ya se dispone de dato seriados sobre velocidades de viento, oleaje, temperaturas, higrometría y otros datos de carácter estructural, básicos para determinar con exactitud la viabilidad del proyecto que abre la puerta al desarrollo de la energía eólica marina.
La empresa cántabra Idermar (de capital mixto público-privado e integrada por Actium -empresa de inversiones del Grupo Apia XXI-, Helium, el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria y Sodercán) viene desarrollando un nuevo concepto de estructura flotante para aguas profundas capaz de soportar un mástil similar a los instalados en tierra. Dicha estructura flotante supone un importante avance científico ya que hasta ahora todas las torres situadas en el mar se anclan al fondo marino. Esa circunstancia supone una ‘revolución’ para la planificación de parques eólicos marinos ya que, por ejemplo, el hecho de que vayan ‘lastrados’ permitiría su traslado y reubicación incluso en una misma campaña.

Para el grupo empresarial esas características son las que otorgan un carácter innovador, pionero y único a las dos torres. Y es que permiten su instalación y adaptación a cualquier profundidad marina, lo que implica un importante ahorro de costes de instalación/operación y una reducción de posibles impactos ambientales.

[El Diario Montañés, 13-12-09]


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