La Comisión Europea acordó la semana pasada prorrogar durante cinco años más el sistema de permisos del que disfrutan las compañías navieras para eludir el cumplimiento de las normas europeas sobre prácticas comerciales restrictivas y pactar entre ellas, mediante el establecimiento de consorcios empresariales, la prestación conjunta de servicios de transporte. [La Voz de Galicia, 28/09/09].

La decisión de Bruselas adapta también ese permiso a la prohibición, en octubre pasado, de las denominadas conferencias marítimas, que permitían a las empresas acordar precios y distribuirse rutas. A diferencia de esas conferencias, los consorcios no facultan a las navieras a repartirse el mercado, sino solo a compartir el espacio de carga en las embarcaciones, comercializando los servicios de transporte individualmente en un sistema similar al del código compartido de las compañías aéreas, informa La Voz de Galicia.


«Desde 1995, los transportistas marítimos de línea regular se benefician de exenciones condicionales de las normas de competencia cuando ofrecen servicios conjuntos. Debido a la evolución de los mercados, es necesario revisar tales exenciones», dijo ayer en un comunicado la comisaria de Competencia, Neelie Kroes, quien explicó que la Comisión ha adoptado su decisión «tras un examen en profundidad» de la situación del sector.


Los consorcios se regularon por primera vez a escala europea en 1995, y ya fueron prorrogados en el año 2000 y en el 2005. Ahora, la extensión del permiso, que entrará en vigor en abril del 2010, va acompañada de dos cambios sustanciales. Por un lado, se reduce de un 35% a un 30% el umbral de cuota de mercado conjunta de las navieras asociadas por encima del cual se les permite integrarse en un consorcio. De otro, se amplía esa facultad a todos los servicios de transporte marítimo de mercancías, y no solo a los de contenedores, como sucedía hasta ahora.


Según Manuel Carlier, director general de la Asociación de Navieros Españoles (Anave), la reglamentación sobre los consorcios «no restringe la competencia, sino que, al contrario, la fomenta», pues permite a las navieras de menor tamaño cooperar entre ellas y ofrecer precios competitivos para optar a contratos de transporte marítimo que, en caso contrario, quedarían reservados casi en exclusiva para las grandes empresas.


Bruselas mantuvo ayer esa misma tesis, al asegurar que «en general, este tipo de acuerdos permite a las compañías racionalizar sus actividades y lograr economías de escala. Si la competencia a la que se enfrentan los consorcios es lo bastante fuerte, los usuarios de sus servicios de transporte, como los cargadores, se benefician normalmente de una mejor productividad y calidad del servicio».

La Comisión Europea también advirtió ayer que la adopción del nuevo reglamento no tiene nada que ver con la crisis económica ni con la flexibilidad que prometió aplicar en la vigilancia de la normativa sobre competencia y libre mercado, ya que la modificación normativa estaba prevista desde el 2010. Además, el departamento de Kroes subraya que su promulgación seis meses antes de su entrada en vigor permitirá al sector naviero adaptarse a ella con tiempo suficiente.

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